Así será la ampliación de capital
- Disculpe por interrumpir nuestra conversación, señor Presidente. Lo dejamos hablando de destrucción. ¿Me puede decir qué alternativas tenían los Estados antes de la crisis sanitaria para salir de una situación donde la gente, aunque les regalasen el dinero, no quería asumir ningún riesgo inversor o de consumo como consecuencia de una bien fundada incertidumbre vital?
- No creo que haya habido muchas ocasiones en la historia donde el dinero haya estado tan barato y no se utilizase.
- Lo cierto es que por más crédito que se les ofreciese, los ciudadanos no lo solicitaban. Y el dinero del que disponían lo ahorraban por miedo.
- Y de repente la pandemia.
- ¿Qué otra cosa le queda que aprovecharla y profundizar en sus efectos destructivos?
- ¿La destrucción creativa de Schumpeter, como me dijo hace un rato?
- Sí. Hay demasiadas empresas ineficientes como consecuencia del crédito barato, empresas zombis. El ajuste natural como consecuencia de la pandemia va a liquidar negocios obsoletos favoreciendo la innovación y la concentración económica.
- Empresas mejores, más grandes y más rentables.
- Pero no sólo eso. Ustedes tienen que ayudar a conseguir que sus países se conviertan en algo parecido a un yermo posbélico mediante un proceso de ruina selectiva, consistente en empobrecer a los ciudadanos y familias por el método de suprimir sus fuentes de riqueza.
- No tengo que hacerlo. Ya se ha encargado la pandemia.
- No creo que haya sido la única culpable. La acelerada destrucción económica es fruto de los confinamientos duros, la técnica que con la mínima fuerza y en el mínimo tiempo logra la máxima desvalorización de capital sin destruirlo. Pura magia. Un confinamiento prolongado es lo mismo que un cierre empresarial porque provoca el cese inmediato de actividades.
- ¿Por qué habla de "ruina selectiva"?
- Porque los estragos deben realizarse sin destrucción física y actuando con mayor intensidad sobre negocios intensivos en mano de obra que viven del consumo que ha quedado estrangulado por los confinamientos.
- Así se está haciendo, pero eso se debe a motivos sanitarios, no económicos. Sufren más aquellas actividades de gran concentración de personas y donde es obligada la distancia social.
- ¿Entonces por qué se permite la aglomeración en los suburbanos?
- No podemos parar todo.
- Claro que no, pero el foco debe ponerse en la restricción de las actividades con empleos de bajo valor añadido y que dependen del consumo minorista porque el objetivo es empobrecer, aunque sea temporalmente, a la clase media que aún no depende del Estado y que se niega a endeudarse y consumir. No cabe otra opción.
- Insisto en que no creo que reduzcamos la actividad económica con el afán de perjudicar a unos sí y a otros no. Eso sería perversidad. Quizás sólo estén equivocadas las recomendaciones científicas respecto a los cierres de determinados sectores.
- Sí. El principio de Hanlon según el cual no culpes a la maldad de lo que puede ser explicado por la estupidez. Pero aquí no hay ni maldad ni estupidez. Simplemente es el plan tantas veces probado: cuanta mayor sea la destrucción hoy, mayor riqueza se creará mañana.
- Pero si pauperizamos a la población ahora la recuperación será muy lenta, pues ¿cómo vamos a recuperar el gasto privado si la gente se queda sin su puesto de trabajo, sin sus negocios o empresas?
- Nuestra urgente preocupación es la gigantesca deuda pública de sus Estados porque supone, entre otras cosas, riesgo de impago y una pesada carga para las futuras generaciones. Sin embargo, para ustedes los políticos no. No les preocupa en absoluto seguir aumentando su deuda para gastar más hoy y que pague la factura el que venga. Ahora bien, sí les quita el sueño la acelerada destrucción económica generada por los confinamientos, que en realidad sólo supone retrasar consumo. Les da igual lo que ocurra mañana porque son incapaces de diferir consumo hoy. ¡Grandes líderes!
¿La culpa la tengo yo, cuando ud me habla de que hay que empobrecer a la clase media?
- Por supuesto que son los responsables. Si hubiesen permitido que las economías se ajustaran solas de conformidad con el ciclo económico, y no usasen sus Estados para ganar elecciones haciendo clientelismo político, hoy no tendrían las cordilleras de deuda que nos obligan a nosotros a intervenir para arreglar sus desastres por métodos clandestinos y casi esotéricos.
- Sigue sin aclararme el dilema. Si genero pobreza ¿cómo voy a recuperar la economía antes de que se produzca un estallido social?
- Aquí aparece nuestra contribución realmente innovadora. Aquí es donde abandonamos el s. XX. para entrar en el XXI.
- Le escucho.
- Tenemos dos posibilidades. La primera consiste en cortarles a ustedes el grifo de la deuda gratuita. Se acabó el dinero. Eso supondría el fin del Estado de Bienestar. Si la deflación provocada por la pandemia y los confinamientos ha generado pánico, a pesar de que no ha faltado dinero; imagínese lo que supondría paralizar el gasto público.
- En términos de ortodoxia económica no nos vendría mal un ajuste, pero nuestras democracias no lo soportarían.
- La inviabilidad política de la primera posibilidad hace que sólo tengamos una solución.
- Veo una única alternativa, esto es, seguir aumentando la deuda a intereses negativos, pero hacer lo mismo no parece una solución.
- Nada va a ser igual. La solución la tienen delante y no la ven. O no la quieren ver: los Bancos Centrales van a realizar una gran emisión monetaria y ustedes van a hacer llegar ese dinero a los ciudadanos. A todos y sin intermediarios.
- Eso supondrá inflación.
Sí. El helicóptero del dinero llegará a las calles de la ciudad-mundo para celebrar el desfile de la victoria sobre la pandemia.
- ¿A todo el mundo?
- Sin excepción. Se lo darán incluso a los inmigrantes ilegales. Planes sociales generalizados y renta mínima universal. Pero esta vez no será un cuento.
- Habrá resistencias. La gente que trabaja y paga impuestos, no aceptará ganar lo mismo que los que no trabajan.
- No las habrá por la destrucción económica previa. Se emitirá moneda y se distribuirá "urbi et orbi" sin ningún obstáculo porque la población trabajadora ya estará diezmada y lo solicitará. Depauperada la sociedad todos recibirán el dinero como un maná. Los que no consumían por miedo al futuro, no tendrán más remedio que hacerlo. El empobrecimiento generalizado hará posible un largo periodo de inflación.
- Con el aumento del consumo mejorará la actividad económica y habrá crecimiento del PIB.
- Así será, aunque no sé por cuánto tiempo. No obstante, más allá de la momentánea euforia provocada por la emisión monetaria, esto hay que hacerlo porque la inflación es la única forma realista de conseguir que las gigantescas deudas de sus Estados puedan sostenerse. La otra alternativa era deflación e impago de deuda. Dado que ésta última posibilidad es políticamente inviable y la inflación nunca llegaba porque la gente se negó a gastar aunque dispusiese de dinero barato, no queda otra vía para producir inflación que, primero, prolongar la ruina económica iniciada por la pandemia, y después, emitir dinero para poner en marcha la recuperación y reducir deuda pública.
- Podremos recaudar más impuestos sin subir tipos, puesto que se incrementarán artificialmente las bases imponibles al aumentar la inflación.
- Con la deuda pasará al revés: se reducirá. Si ahora deben un millón de pesos y tienen una masa monetaria de cien mil pesos para pagarla, con una inflación superior, digamos al 3% anual durante un lustro, esos cien mil pesos iniciales se habrán multiplicado y dispondrán de una masa monetaria mayor para pagar la misma deuda de un millón, pues los intereses de ésta seguirán siendo muy bajos.
- Creo que es suficiente. Necesito asimilar esta conversación. Hablar con mis asesores.
- Sí. Espero que entiendan que la pandemia no es el problema, sino el evento que nos ha permitido ejecutar una "operación acordeón" a la economía mundial sin oposición ciudadana y en un tiempo récord.
- Lo he comprendido. Sin la destrucción económica que ha supuesto el Covid 19 y los confinamientos, no habría sido posible generar un proceso inflacionario aceptado por la población. Y sin inflación no se puede ejecutar la ampliación de capital que necesitaban las economías más desarrolladas antes de la pandemia para hacer sostenible nuestra "megadeuda" e iniciar un proceso de crecimiento económico, aunque esté basado en los débiles pilares de la emisión monetaria.
- Podría ser un buen resumen a tanta conversación. En definitiva, "Covid 19, Operación Acordeón".
- Podremos seguir pedaleando unos años más.
- Sí, de momento no tendrán necesidad de abandonar el pedaleo y romperse la crisma. Mientras tanto nosotros seguiremos pensando en cómo paliar los daños colaterales del pedaleo.
- Entonces seguiremos pedaleando unos años más.
- Sí, no dejen de hacerlo porque se romperían la crisma. Mientras tanto nosotros seguiremos pensando en cómo hacer para que puedan continuar con esta larga travesía por el alambre.
Nota para censores y profesionales de la economía, entre otros: como es fácilmente constatable, éste diálogo ficticio no está basado en hechos reales. Cualquier parecido con la realidad será, por supuesto, pura coincidencia.
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