Famosos
profesores de Economía escribían a finales de Julio de 2012 a raíz de la crisis
del euro cosas como estas: “lo que no es
obvio es si no es (sic) ya demasiado
tarde para solucionar NADA (las mayúsculas son del autor del blog). España está en una situación desesperada,
que se deteriora a cada minuto”.
“Mi propuesta a Rajoy: que agarre este
documento, o algo parecido, REALISTA pero suficiente, lo acuerde con Hollande y
Monti, y le haga una propuesta conjunta a Merkel”. Qué duda cabe que Rajoy
acuerde con Hollande y Monti y convenza a Merkel es realismo puro. Tanto, que
alcanza la categoría de surrealismo.
“Es ahora o nunca. Como en Julio de hace ya
casi un siglo (se supone que se refería al asesinato del heredero del
imperio austro-húngaro en Sarajevo el 28 de Junio de 1914), Europa se aproxima medio dormida a un
desastre de proporciones impredecibles”.
Unos
días después de publicadas las anteriores frases, el Presidente del Banco
Central Europeo (BCE), Dº Mario Draghi, declaró que el banco que preside "hará todo lo necesario” para
salvar a la zona euro, añadiendo además que “será suficiente”.
¡Y
voto a bríos que lo fue!, pues pasados siete meses desde el anuncio de que a la
mañana siguiente Europa quebraba y desaparecía el euro, éste se cambia a razón
de 1,32 dólares USA en el momento en que escribo.
Con
independencia de que no haya cura para la enfermedad que ataca con especial
ardor a los profesores españoles que peroran desde Londres, tan secreta como
dañina y conocida con el nombre de “fiorismo” en honor a Joaquín de Fiore
(profeta y abad calabrés del s. XII que anunciaba la llegada del Espíritu Santo
a la Tierra, y con ello el fin de la historia, que no se demoraría más allá de
mediados del s. XIII), lo que el caso revela es que el funcionamiento natural
del mercado es impotente frente a las decisiones del Poder.
Draghi
proclamó “urbi et orbi” que haría algo para garantizar la supervivencia del
euro frente a las dudas de las supuestamente todopoderosas plazas financieras
que pronosticaban quiebras sistémicas a la luz del análisis de los principios
clásicos de la economía de mercado.
Pero
no hizo otra cosa que prometer que actuaría. Le bastó.
¿Es
entonces el Presidente del BCE un mago, un demiurgo con virtudes para convertir
con sus solas palabras una ruina en un proyecto aún viable, a pesar de todas las
dificultades?
Naturalmente
que sí.
Al
euro no lo salvó de la muerte que los glosadores de las tablas del mercado aún creen adivinar en sus vísceras ni el control
del déficit público que se retrasa “sine die, ni el crecimiento
económico que no está aunque se le espera. No. Lo salvó el Presidente del BCE
con la mera amenaza de ejercer su Poder.
Ningún
fundamento económico de los que pregonaban la cercanía de la bancarrota de la moneda única antes del
discurso del banquero central cambió después de su comparecencia.
Y
sin embargo la zona euro sigue en vigor despejada de ecos apocalípticos porque
el sistema económico dejó de funcionar hace mucho tiempo según las teorías
científicas que explican la lógica del mercado.
¿Contradicción
entre el sistema económico del s. XXI y el mercado?
No.
Mera jerarquía entre órdenes y subórdenes.
El
mercado es una institución delicada que asigna de manera eficiente recursos por
medio de libertad, competencia y quiebras… cuando le dejan.
El
sistema económico es un orden que produce y distribuye bienes y servicios que
el mercado puede asignar, o no.
Y
el orden que determina la producción y decide, entre otras cosas, cómo y cuánto asigna el
mercado, es siempre un orden
político (regulador del eterno vínculo entre el mando y la obediencia) cuyo objetivo primero no
es la óptima explotación de los recursos ni el destino más eficiente de los bienes sino la
reproducción de ese orden político.
Los
economistas liberales apolíticos o antipolíticos creen que es el mercado la
esencia del sistema económico.
Por
eso opinan que si las reglas del mercado no son respetadas el sistema económico
vigente caerá de forma irremediable.
Sin embargo, si al mercado se le ignora el que desaparece es el mercado, una determinada forma de asignar recursos; no el sistema económico, un orden que integra al mercado pero que es independiente de él.
Sin embargo, si al mercado se le ignora el que desaparece es el mercado, una determinada forma de asignar recursos; no el sistema económico, un orden que integra al mercado pero que es independiente de él.
De
ahí su error al pronosticar: confiados en las previsiones que se deducen
de sus hipótesis sobre cómo debe funcionar
el mercado auguraron la hecatombe, sin ni siquiera imaginar los efectos que unas pocas palabras del
Presidente del Banco Central Europeo provocarían en un sistema económico que ya
no puede ser caracterizado como capitalista.
He
querido probar aprovechando lo ocurrido con las palabras del señor Draghi en
Julio del año pasado que nuestro sistema económico (y todos los demás) contiene un orden, y que ese orden siempre será político en tanto orden, aunque el sistema alguna
vez pudo ser calificado como "capitalista" en función de la importancia decisiva del capital.
Hoy
ni siquiera nominalmente debería emplearse el término.
La
economía hoy no es capitalista, es economía política, polítizada (EP), “politicalismo”.
twitter: @elunicparaiso
Comentario de última
hora: En sentido contrario a lo ocurrido con las palabras del señor Draghi, que un político mediocre como Berlusconi sea capaz de poner de rodillas a los centros financieros de todo el mundo, cuando es más que probable que ni siquiera pueda gobernar aunque sea en coalición, me excusa de más explicaciones sobre la impotencia de una institución de por sí frágil como el mercado.