5 de julio de 2015. Grecia.
Después de siete días con sus bancos
cerrados y de semanas de gigantescas manifestaciones por todo el país, el 5 de
julio de 2015 los griegos votaron NO en el plebiscito celebrado para contestar
a la pregunta: "¿Debe ser aceptado el proyecto de acuerdo presentado a
Grecia por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario
Internacional en el Eurogrupo del 25 de Junio de 2015?".
Según los corresponsales de los medios de comunicación del mundo todo,
Atenas explotó esa noche en una gigantesca fiesta. Los gritos de "¡¡¡Hemos ganado, hemos
ganado!!!" inundaban la ciudad.
La multitud celebraba la aplastante diferencia de casi 20 puntos obtenida
por el 'no', que había hecho realidad la pesadilla de la canciller
alemana Angela Merkel y de la Unión Europea, pues el 61,31% de los griegos votó 'no', frente a un 38,69%
que marcó el 'sí'.
El triunfo del 'no' fue considerado una gigantesca victoria política para Alexis Tsipras, que cinco meses
antes se había convertido en primer ministro al grito de "Acabemos con la
austeridad".
Tan es así, que Antonio Samaras, líder de la formación de centro-derecha
"Nueva Democracia", anterior primer ministro y uno de los abanderados del "sí", presentaba la misma noche del 5 de
julio su dimisión al frente del partido.
"Cuando un pueblo tiene fe y
conciencia colectiva puede resistir. Hoy celebramos esta victoria democrática
pero mañana seguimos como país unido. Creo en el poder popular",
proclamaba Tsipras en un mensaje televisado a los griegos. "Grecia se
sentará en la mesa de negociaciones para restituir la estabilidad
económica", aseguraba, pero dejando claro que "la restructuración de
la deuda es necesaria para la salida de la crisis", sentenció.
"Las negociaciones deben cerrarse muy pronto, incluso en 48 horas", hacía saber el portavoz del Gobierno, Gabriel Sakellaridis. "Haremos todos los esfuerzos por conseguir un acuerdo inmediatamente".
¿Qué
ocurrió en realidad?
Seis
días después del referéndum el Gobierno solicitó el tercer rescate al Mecanismo
Europeo de Estabilidad y presentó una propuesta de reformas tributarias y
ajustes al gasto público, que fue aprobado el 11 de julio de 2015 en el
Parlamento.
El
13 de julio, los Jefes de Estado y de Gobierno de la zona euro acordaron la
puesta en marcha de la negociación del tercer rescate, recurriendo a la amenaza
de una salida de Grecia del euro e imponiendo
condiciones de recortes mucho más exigentes que los rechazados en la
consulta del 5 de julio.
El primer paquete de reformas que contenía las directrices de la Unión Europea y hacía caso omiso a lo manifestado por la ciudadanía en las urnas, fue aprobado el 15 de julio en el Parlamento con el respaldo de la oposición y el voto en contra de varios diputados disidentes de "Syriza" en medio de gigantescas protestas en Atenas convocadas por los sindicatos.
Una vez comprobado que el Gobierno griego no hacía caso al resultado del plebiscito y se plegaba a las directrices de Bruselas, el 16 de julio el Eurogrupo da su visto bueno al tercer rescate y un día después los países de la UE aprobaron una financiación de urgencia de 7.160 millones que puso fin al "corralito" bancario.
El primer ministro Tsipras hizo cambios en su gabinete sustituyendo a los ministros y viceministros que votaron contra el rescate.
El 22 de julio el Parlamento aprueba el segundo paquete de reformas, en cumplimiento de las condiciones que permitieron que el 28 de julio se iniciara la negociación del tercer rescate griego, que se aprobó por el Eurogrupo el 14 de agosto.
El Memorando de Entendimiento (MoU) del nuevo programa de rescate, incluyó la creación de un fondo de privatizaciones de 50.000 millones de euros, así como la ejecución de una variedad de reformas en recortes del gasto social, el mercado laboral y de servicios públicos, con énfasis en educación, salud, pensiones y salarios.
¿Y la multitud que celebraba su victoria un mes antes?, ¿la multitud que votó "no" a ese rescate?
Bien, gracias. Pagando impuestos.
1 de octubre de 2017. Cataluña.
Esta podría ser la crónica de cualquier medio de comunicación nacional o internacional mañana por la noche:
"Después del plebiscito por la independencia del territorio español, cientos de miles de ciudadanos catalanes (quizá millones) celebran en la calle la victoria.
Los gritos de "¡¡¡Hemos ganado, hemos ganado!!!" inundan las ciudades y pueblos del "país petit".
Puigdemont reitera lo que ya dijo en el cierre de campaña del pasado viernes: "ya hemos ganado".
El malvado Rajoy ha visto frustrado sus deseos de impedir que los catalanes voten.
Se ha consumado la revolución de los tractores y de los niños en los colegios electorales.
El principal partido de la oposición solicita que dimita el Presidente del Gobierno español y los líderes independentistas, a las órdenes de las CUP, se aprestan a declarar de forma unilateral la independencia de Cataluña en 48 horas".
Vamos, lo mismo que lo ocurrido en Grecia en la noche del 5 de julio de 2015.
¿Pero qué ocurrirá en verdad?
¿Habrá más autogobierno?
¿De qué valdrá una declaración unilateral de independencia?
¿Valen los votos de los niños con el puño en alto?, ¿votan los tractores?
El 5 de julio de 2015 me preguntaba qué celebraban los griegos cuando
seguían con los bancos cerrados, y hoy me pregunto cuál será el éxito de los
indepes catalanes mañana.
Más desorden, la convivencia rota, más detenciones, las cuentas
intervenidas. Frustración popular y
vacío político.
¿Victoria? De una multitud impotente.
En realidad, el ridículo Puigdemont y su Govern lo han perdido todo.
No cayeron en la cuenta que paralizar el referendo les habría concedido la victoria en la mesa de negociación.
Les bastaba amenazar con celebrarlo para hacer temblar a sus interlocutores.
Ahora, con el plebiscito de los tractores y los niños consumado, al día 1 le seguirá el día 2, y a la declaración unilateral de independencia más inhabilitaciones de cargos públicos, más intervención de "Madrit".
Con el referéndum realizado el mito del "derecho a decidir" habrá quedado hecho pedazos, pues la realidad demostrará que la muchedumbre no es un factor político.
El gentío en política debe utilizarse para intimidar ("¡Rajoy, que viene el coco!").
Porque si la amenaza se cumple y llega el temido coco, éste resulta ser un caos de tráfico, ocupación de colegios y la "kale borroka" de las CUP con camisetas del Ché.
La acampada será masiva, pero la independencia está más lejos que nunca puesto que la multitud, una vez se concentra y visualiza, no pasa de bravata, que el enemigo entiende como provocación.
Así, la Unión Europea impuso a Grecia, luego del referendo de 2015, un tercer rescate más duro que el previsto antes del plebiscito.
El 9 de noviembre de 2014 el Gobierno español dejó votar a los catalanes y ganó masivamente que Cataluña fuese un Estado independiente.
Tres años después no ha aumentado ni un ápice el autogobierno.
Por contra, mañana otro referéndum igual que el de 2014 ha sido declarado ilegal y la Generalitat ya no tiene competencias financieras.
Aventuro que si se produjese un tercero la autonomía de Cataluña dejará de existir por largo tiempo.
Sí. Por paradójico que parezca mañana, han perdido.
twitter: @elunicparaiso