lunes, 4 de octubre de 2021

¿Leyenda Negra? ¡Mis ovarios treinta y tres!

 

Después de acudir al preestreno de "España, la primera globalización", dirigido por José Luis López-Linares, dos evidencias me asaltaron: el documental liquida la Leyenda Negra antiespañola y ha nacido una estrella.

Como obra cinematográfica la empresa resulta de una sobresaliente belleza estética: los cálidos colores de la fotografía, la emocionante música, la sucesión de mapas, monumentos, pinturas... convierten los cien minutos del metraje en un gozo para los sentidos.

El guion del propio López-Linares acumula todos los datos económicos, dinásticos, navales y geoestratégicos para entender la gesta desde la máxima objetividad posible cuando de analizar un hecho histórico se trata.

La película debiera convertirse en herramienta didáctica imprescindible para que nuestros estudiantes pudieran entender la España y el mundo de la Edad Moderna.

Por eso aconsejo a los padres que lean este artículo que lleven a los menores de la casa al cine antes de que el documental sea retirado de la cartelera, y que les preparen para disfrutar del visionado enseñándoles previamente un globo terráqueo a fin de que puedan comprender cómo los españoles, partiendo de la península ibérica, alcanzaron América y llegaron a las Filipinas para encontrarse con los chinos que anhelaban la plata que nuestros ancestros portaban desde las Indias.

Por el documental de López-Linares pasan todo tipo de expertos para demostrar la singularidad del descubrimiento de América y exponer con rigor distintos aspectos de la epopeya.

Españoles, mexicanos, colombianos, pero también belgas y holandeses, van desgranando sus conocimientos sobre la incontrovertible hazaña.

No obstante, hay una participante que aparece discreta al inicio de la película hasta hacerse protagonista absoluta casi sin querer: Elvira Roca Barea.

Si el hermoso libro de Julián Marías "España inteligible" fue subtitulado con la orteguiana forma de "razón histórica de las Españas", la profesora malagueña  convierte en fosfatina la Leyenda Negra por el innovador método de la "razón sarcástica".  

Nadie que escuche a Roca Barea en el film podrá salir con otra opinión sobre la Leyenda Negra que no sea la de que fue, es y será un mal tebeo, un chafarrinón.

De una forma sutil, pero sin ningún género de duda, la historiadora se mofa de toda la élite política e intelectual, nacional e internacional, pues la Leyenda Negra es un cuento de origen extranjero de baja estofa que siempre dispuso de una correosa quinta columna en las altas instancias de nuestro Estado.

Me atrevería a decir que Roca Barea es la actriz ilustrada que derriba la hegemonía cultural de la Leyenda Negra a fuerza de datos y sátira, esto es, "razón sarcástica".

Me hizo recordar a Gena Rowlands en "Otra mujer" de Woody Allen, donde aquélla escucha las conversaciones que tienen lugar en la consulta de un psiquiatra para luego reflexionar sobre la locura de su propio mundo.

Roca Barea recupera el secular diálogo lastimero de nuestra clase dirigente abducida por el mito de la Leyenda Negra, y lo pasa por el tamiz de sus conocimientos históricos para primero desmentirlo, y después caricaturizar a los pacientes psicoanalizados: esas élites españolas que han vivido durante siglos con y de su complejo de inferioridad.

La película podría haber sido subtitulada con un casticismo del tipo "¿Leyenda Negra? ¡Mis ovarios treinta y tres!" en honor a las mujeres (además de la estrella Roca Barea, imposible olvidar a las magníficas Carmen Iglesias o Adelaida Sagarra, entre otras) que intervienen para mostrar la falacia creada por los partidarios de los Orange hace cinco siglos.

Para terminar sólo incidir en la voluntad descriptiva del director, que otorga sin prejuicios su papel en la epopeya a todos los que tuvieron trascendencia en la misma, reconociendo que fue una empresa público-privada. Desde los reyes hasta el clero, sin olvidar a los empresarios, a los conquistadores y a los españoles de a pie que les acompañaron en la aventura, todos quedan retratados como hombres y no como ángeles o demonios.

Si bien es cierto que expandir la Cristiandad era el título que amparaba la expansión territorial, el documental de López-Linares no entra en los fundamentos teológicos que podrían estar en la base de una legislación protectora o igualitaria para la población autóctona, y que explicarían el elemento diferencial de la empresa española en relación con la colonización anglosajona de raíz luterana o calvinista.

Acudan al cine a partir del 15 de octubre a ver este maravilloso trabajo de pedagogía histórica.

No se arrepentirán.


twitter: @elunicparaiso