domingo, 14 de noviembre de 2021

Generación 21-21

 

Decía Maquiavelo que la fortuna era uno de los elementos condicionantes de la  política.

Pero dentro de su concepción pagana de la vida, D. Nicolás consideraba que la fortuna no era un destino inevitable porque la virtud podía reconducirla.

El documental "España, la primera globalización", dirigido por José Luis López-Linares, es un buen ejemplo de las enseñanzas del diplomático florentino.

Esa fortuna, a la que Sancho Panza calificaba como "borracha y antojadiza, y sobre todo ciega, y así no ve lo que hace, ni sabe a quién derriba ni a quién ensalza", ha permitido que un tebeo de nula calidad conocido como "leyenda negra" domine la historiografía mundial acerca de la Historia Moderna de España hasta el punto de ser aceptada como cierta durante siglos por las élites patrias.

Sin embargo la virtud, ese conjunto de hábitos que inclinan el inestable estado de las cosas hacia el lado de lo bueno, lo bello y lo verdadero, decidió hacerse cargo de la fortuna  para crear "España, la primera globalización" y destruir la ridícula "leyenda negra" que nos oprime utilizando el corrosivo instrumento de la "razón sarcástica". 

Lo excepcional es que ahora la fortuna recompensa el giro que la virtud ha provocado en su impredecible trayectoria, dando lugar a lo que llamo el nacimiento de la "Generación 21-21", la afortunada consecuencia del histórico documental del año 21 del siglo XXI.

Siguiendo las enseñanzas de Pierre Bourdieu en "Las reglas del arte", podemos decir que José Luis López Linares con "España, la primera globalización", además de ser el sujeto de su propia obra contribuye a que se produzca una generación.   

Habrá tiempo para explicar el "campo cultural" marcado por la empresa de López Linares.

Baste decir que como cualquier movimiento surge como vanguardia, es decir, como opuesto a las posiciones dominantes en el ámbito cultural definido por el Estado. De hecho surge de la iniciativa privada con un residual apoyo de una Comunidad Autónoma. 

El planteamiento a contracorriente de la empresa hace que tenga lugar una inicial acumulación de capital simbólico para crear el principal valor: el "ethos" del movimiento cultural que se podría resumir en la recuperación de lo reprimido, esto es, la Hispanidad como forma política civilizadora.

Así, en la obra de López Linares se agrupan historiadores, pero también economistas, filósofos, literatos, clérigos y políticos que superan en aras del interés superior de generar valor, la dicotomía derecha-izquierda.

En este sentido, que la izquierda no oficial se apropie del discurso de la derecha sobre la legitimidad histórica de la Nación española (y contra el Estado que se regocija en reproducir el tebeo de la "leyenda negra") es uno de esos desplazamientos de la fortuna que la virtud del tres veces Premio Goya no ha desaprovechado.

Y por si lo anterior no fuera suficiente, López Linares blinda su campo con autores de las dos orillas hispanas, rescatando de su espléndido aislamiento rosarino al partisano cultural Marcelo Gullo.

El paso del tiempo, los prejuicios ideológicos y el inevitable reparto del valor creado hará surgir los egos y la fragmentación de los intereses hoy coincidentes.

No importa. La "Generación 21-21" ya ha sido constituida y perdurará porque más allá de las posiciones individuales y del mismo documental, el nuevo "campo cultural" está producido.

Para terminar de presentar ésta generación de la que, paradójicamente, el promotor López Linares no pudo tomar conciencia ni siquiera cuando finalizó su película, nada mejor que transcribir la letra de una preciosa folía que aparece en el film y que recoge a las mil maravillas el espíritu generacional:


 "Ahora sí que están unidos el nuevo y el viejo mundo

 y sólo están divididos por un viejo mar profundo"


twitter: @elunicparaiso