El
drama humanitario de miles de inmigrantes árabes y subsaharianos que quieren
entrar en Europa a la fuerza amparados en su carácter multitudinario nos
muestra algunas paradojas.
Quizás
la más llamativa es que la fuerza está en la multitud desarmada y la impotencia
en la policía pertrechada con su mejor armamento.
Otra,
no tan evidente, es que el anticolonialismo del siglo XX nos traerá un nuevo-viejo
colonialismo en el siglo XXI.
Es algo más que una posibilidad que Europa tenga que volver a crear protectorados en África
donde trasladará a los inmigrantes que no puede integrar.
Y
lo hará utilizando la misma fuerza que hoy se muestra inútil por ausencia de
una inteligencia política que le otorgue una dirección sensata.
Fuerza,
colonialismo, legiones de inmigrantes famélicos..., ¿marchamos hacia el futuro
retrocediendo hacia el pasado?
Pregunta
propia para los literatos que inundan las redacciones de los medios de
comunicación y las tertulias encargadas de dispensar buenos sentimientos, y que
la política responde con otro interrogante: ¿y el hombre y sus relaciones con los demás?, ¿mejoran o empeoran?, ¿progresan o regresan?
Echemos una mirada a un caso concreto vinculado al asunto colonial y la integración.
Va
para 60 años que Francia se empezaba a preguntar cómo salir de Argelia ante la
imposibilidad de integrar a 20 millones de argelinos.
Hoy
el suelo galo aloja a más de tres millones de árabes musulmanes y se elucubra
con la eventualidad de un Presidente de la República mahometano antes de la
mitad de la presente centuria.
En
menos de un siglo (1955-2050) el balance en Francia de la asimilación de
inmigrantes podría ser el siguiente: de la necesidad de desconectar con el Magreb ante su superioridad demográfica, a estar gobernado por un
muslim sostenido por una multitud árabe-musulmana.
La
política sigue a los hombres en sus conflictos para intentar equilibrarlos,
controlarlos. Muy pocas veces para ponerles punto y final.
Es
un conocimiento y una práctica dependiente, subordinada, que evolucionará o no
en la medida en que lo hagan los hombres a los que sirve.
La
política no es la física o la medicina, que se desarrollan de forma autónoma en
un continuo progreso.
Si
unos hombres no quieren convivir con otros a los que consideran diferentes, la política
no los podrá unir por más que los bardos canten la gloria de la fraternidad.
Lo
único que podrá hacer la política es separarlos con los medios que le son
propios, esto es, la fuerza en sus distintas variantes.
¿Y
la fuerza qué es?, ¿moderna, antigua?
Tan
moderna o tan antigua como los hombres que la usan y la sufren.
No
obstante, si a la política no se le puede pedir que convierta el Mal en Bien (el Reino de Dios no es de este mundo, por mucho que los dizque izquierdistas no se lo crean), sí
se le puede exigir que ordene el Mal bien, esto es, de la manera que cause el
menor daño posible.
Aplicando lo dicho al tema de la multitud que quiere invadir Europa contra la voluntad de los
europeos, la política no podrá obligar a que éstos alojen en su casa a los
inmigrantes. Pero tampoco debe utilizar la violencia contra ellos.
La
alternativa menos mala será que la Unión Europea garantice que sus lugares de origen vuelvan
a ser seguros, o sea, convertirlos en protectorados.
¿Un
nuevo colonialismo? Por supuesto.
¿Regresa la política del siglo XXI al pasado?
No, vuelve al eterno retorno del que nunca salió.
@elunicparaiso
Nota para incrédulos:
Quien
crea que constituye una salida de pata de banco afirmar que Europa no tendrá más
remedio que constituir protectorados en algunos países del Magreb en los que
alojar a los inmigrantes que no puede asimilar, sólo tiene que ver las últimas
acciones de Europa y la ONU en Libia.
Para
muestra dos botones:
http://www.elconfidencial.com/mundo/2015-05-30/reino-unido-y-francia-preparan-ya-en-la-costa-de-libia-la-operacion-contra-las-mafias_863425/
Me ha parecido una reflexión interesantísima, aunque veo difícil que Europa se embarque en una operación así.
ResponderEliminarGracias Pepa.
ResponderEliminarSin duda parece difícil... hoy.
¿Otra solución?
Se admiten sugerencias.
Reciba un cordial saludo.
Gracias ( estaba de vacaciones :-) ). Muy interesante. Pronto mi comentario.
ResponderEliminarpor encima de las ideologías está el sentido común de lo necesario
ResponderEliminarpor encima de las ideologías está el sentido común de lo necesario
ResponderEliminarGracias por su comentario.
EliminarEs usted muy amable.
Creo que todavía estamos en la fase de las ideologías.
El sentido de lo común de lo necesario me temo que tendrá que esperar.
Ojalá siga colaborando en el blog con sus comentarios.
Cordial saludo.
;-) Gracias D° Jorge por la "dedica" . Le respondí hoy en mi blog y en FB Abrazo!
ResponderEliminarSe lo merece Dº Carlo.
ResponderEliminarMuchas gracias por el comentario.
Ya le contesté en su blog.
Abrazo.