martes, 4 de agosto de 2020

Sánchez, el "tonto útil" más tonto y Felipe VI.



Hace más de ocho años publiqué un artículo en este mismo blog que sigue leyéndose después de tanto tiempo.

Lo titulé "Urdangarín versus su cuñadoy expresaba una hipótesis sobre la responsabilidad de Felipe VI en el horizonte penal del vasco que un día fue duque.

El gran periodista de tribunales José Yoldi, leyó el artículo y permitió mantener con quien suscribe una serie de comentarios que mejoraron el artículo, cuyo contenido nunca se terminó de creer porque -decía- no aportaba pruebas.

En este artículo tampoco voy a aportar pruebas, sólo datos, aunque también voy a hablar de Felipe VI.


La incompetencia de dirigentes de ambos partidos está siendo incuestionable y temen las consecuencias civiles y penales que se puedan derivar de los procesos en curso. Por tanto, una ley de amnistía que depende de ellos y que les protegería de los ropones es un objetivo vital del PPSOE, aunque es cierto que no tenga pruebas de lo que digo.

No obstante, tengo un primer dato: el PPSOE ya ha pactado la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).

¿Qué necesidad tiene el PP de entregar al denostado PSOE de Sánchez una baza política tan crucial?
Yo intuyo que conseguir una cúpula judicial "ad hoc", comprensiva con el interés mutuo de los dos partidos de blindarse frente a las demandas y querellas de los ciudadanos y de la sociedad civil por su nefasta administración de la epidemia.

No obstante, para conseguir la inmunidad judicial el PPSOE debe contar con el visto bueno de la Jefatura del Estado, pues una ley de amnistía de los dos partidos en realidad es un golpe de Estado contra el pueblo que pide justicia.

Dado que no creo (aunque tampoco tengo pruebas) de que al Rey le hiciese mucha gracia el anhelo partidocrático por la pérdida de prestigio de las instituciones que supondría un cambalache como el que entiendo busca el PPSOE, ha habido que "ayudar" al monarca a ceder, a que viera con buenos ojos la autoamnistía de la clase política.

¿Cómo?

Amenazando la continuidad de la Corona con motivo de los escándalos privados del Rey emérito, echando por delante a los perros de presa, a los "tontos útiles" de Pedro Sánchez, que no son otros que Pablo Iglesias y sus "troncos".

Creo que Felipe VI viendo las barbas de su padre cortar, puso las suyas a remojar y aceptó el pacto: autoamnistía de los partidos del régimen a cambio del blindaje de la Corona.

Pero pidió venganza: ojo por ojo, diente por diente.

Si las andanzas de su padre le habían convertido en el chivo expiatorio ideal para que él aceptase el trágala de la autoamnistía del PPSOE por el nefasto desgobierno de la epidemia, el Rey debió exigir a cambio la continuidad del ganado a pulso calvario judicial de Pablo Iglesias y su defunción política. 

Iglesias va a pasar a la historia como el "tonto útil" más tonto que los siglos políticos han contemplado, pues luego de blanquear el tremendo ajuste que Sánchez, por orden de Bruselas, va a aplicar a la economía española, acabará peor que el emérito cuando concluya los trabajos sucios para los que ha sido elegido y prescindan de él. 

Al fin y al cabo nunca pasó de ser considerado un pesado, un "cuñao" que todo lo ve fácil y se cree que el Estado es un tigre de papel con el que jugar a buenos y malos. 

En suma, si su padre Juan Carlos pagaba el pato, el Rey reclamó que no fuera el único, y el primero que propuso Felipe VI fue elegido por unanimidad del sanedrín: el "retonto útil" de Galapagar. 

¿Cómo no iba a aceptar Sánchez? ¿para qué va a jugar a jacobino destruyendo el Palacio cuando es el mandamás? ¿para qué se va a arriesgar a utilizar la guillotina cuando existe el riesgo de que entre los conducidos al cadalso también esté él?

¿Pruebas?

No tengo. Sólo datos. Concretamente, la confirmación por la Evita de Iglesias de que Podemos no ha sido consultado por el PSOE del visto bueno gubernamental a la salida de España del Rey emérito.

Todo atado y bien atado dicen que lo dejó Franco.

Todo atado y bien atado parece que vuelve a quedar todo.

Una Gran Coalición PPSOE "de facto", con todos sus dirigentes con inmunidad judicial por la gestión del Covid 19, y la Corona blindada.

Para confirmar lo que digo no habrá pruebas, pero será suficiente algún dato: unos Presupuestos Generales del Estado aprobados por Ciudadanos con la abstención o el plácet del PP, e Iglesias en los tribunales un día sí y otro también hasta que caiga en el momento más oportuno para el PPSOE.

Si Iglesias y sus enemigos de VOX creen que Sánchez trae debajo del brazo la República deberían leer un poco más a Lampedusa. 

No necesitarían más para salir del error. 

Bueno... quizás Iglesias sí. Quizás Iglesias necesite mucho más.   


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sábado, 1 de agosto de 2020

Carl Schmitt padre del "Reich" europeo


                                              
Reseña del libro, "Territorio, Orden Concreto, Gran Espacio, Nomos: estudios escogidos", Carl Schmitt. Introducido, editado y anotado por el catedrático de Dº Constitucional, Carlos Ruiz Miguel. Ediciones Olejnik. 2020.


Desde que se decretaron los primeros confinamientos en Europa resultaba evidente que la pandemia del Covid 19 serviría, entre otras cosas, para aplicar una "operación acordeón" a la economía mundial  (reducción y simultánea ampliación de capital)

Un proceso dirigido inicialmente por el sector cuaternario, el sector de las actividades destructivas (Gaston Bouthuol) para sanear o ajustar actividades obsoletas y pinchar burbujas; y finalizado mediante una reconstrucción del sistema por obra de ampliaciones de capital que traerían nuevos accionistas y nuevos modelos productivos.

Lo que realmente no se podía prever era que los efectos políticos de la "operación acordeón" provocada por el famoso virus nos traería a Europa un "Reich", el "Gran Espacio" sobre el que teorizó el genial y polémico Carl Schmitt.

La lectura de la compilación de Dº Carlos Ruiz Miguel, catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Santiago de Compostela, titulada "Territorio, Orden concreto, Gran Espacio, Nomos: estudios escogidos", ediciones Olejnik, 2020, que agrupa una escogida selección de textos de Carl Schmitt, precedida de un útil Estudio Preliminar del profesor; nos confirma que el acuerdo alcanzado por los Jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea el 21 de julio del presente supone el Tratado Fundacional "de facto" del Gran Espacio europeo, una "superlegalidad" a la que se refiere Schmitt en "La revolución legal mundial" (1978)

El término "superlegalidad", creación del administrativista galo Maurice Hauriou, viene a ser la "validez aumentada de ciertas normas frente a otras consideradas sencillas o normales" (pag 175) con la finalidad de garantizar el cumplimiento de determinados objetivos.

Pues bien, el conocido como "Acuerdo de Reconstrucción" de 21 de julio supone una norma "superlegal" que se sitúa por encima de las Constituciones y de la legalidad estatal en todo lo que signifique política presupuestaria (ingresos y gastos públicos).   

Teniendo en cuenta que la legalidad (obediencia) que se deriva de los Presupuestos del Estado es el instrumento político del que se sirven los Gobiernos para imponer sus ideologías, la "superlegalidad" del "Acuerdo de Reconstrucción" liquida la autonomía presupuestaria de los países que se opongan a ella, y por ende la soberanía económica de los Estados-nación y sus agendas políticas, que son suplidas por los órganos decisores del Gran Espacio.


¿Cómo será la Unión Europea que acaba de nacer?

Sigamos leyendo la compilación de textos Schmitt del profesor Carlos Ruiz Miguel para entenderla. 

En "El concepto de Imperio en el Derecho Internacional" (1939) Schmitt diferencia entre "Imperium" y "Reich", caracterizando al primero como "una figura universalista, abarcadora del mundo y de la humanidad, supranacional", mientras el Reich "está esencialmente determinado por lo nacional y por un orden jurídico no universalista, basado en el respeto a todos los pueblos" (pag 44).
Es importante, por tanto, diferenciar de inicio el "Gran Espacio" basado en las naciones de la Unión Europea, aunque se fragua en torno al eje franco-alemán; del concepto de imperialismo, "pura denominación de métodos económico-capitalistas de colonización y expansión, usados frecuentemente como mera consigna" (pag 44)

En segundo lugar, es obvio que aun siendo respetuoso con otras naciones, la dirección del "Reich" le corresponde a la nación alemana, al pueblo alemán, "garante y guardián que demuestra estar a la altura de esta empresa".

Por tanto, el concepto de Imperio para Schmitt debe ser un Reich que "toma por punto de partida en el orden del espacio un ámbito nacional muy extenso sustentado por un pueblo (...) y deja subsistir íntegramente los elementos ordenadores contenidos en el concepto de Estado; (...) sin aniquilar a los pueblos y a los Estados y sin poner proa hacia un derecho mundial de cuño universalista e imperialista como el Derecho Internacional imperialista de las democracias occidentales" (pag 51)

En el anterior párrafo quedan resumidas las características del "Gran Espacio Europeo".

a) Un ámbito extenso dirigido y sustentado por la nación alemana. 

b) Los Estados en la Unión seguirán existiendo como instancia responsable del orden y ejecutores de las decisiones del Gobierno europeo.

c) Una entidad política no globalista.

Parece obvio que cuando Schmitt escribió "El concepto de Imperio en el Derecho Internacional" (1939) pensaba en el triunfo de Alemania en la II Guerra Mundial.

No obstante, perdida la contienda, en la "Unidad del mundo" (1951) no abandona su esfuerzo por diferenciar su idea "europea" de Imperio, de la propia del universalismo de los países anglosajones (asimilador de pueblos) y del universalismo del Oriente bolchevique de signo revolucionario mundial, e insiste en que "el ius publicum europaeum" implicaba una unidad del mundo. Era una unidad Europeo-céntrica, no era el poder político centralista de un único dueño de este mundo, sino una formación pluralista y un equilibrio de varias fuerzas".

Aunque en 1951 quedaba muy lejos la Unión Europea, en aquél año Schmitt ya descubría los perfiles del "Gran Espacio" europeo posible, un Imperio austro-húngaro redivivo.


Carl Schmitt dudaba de Europa

Si bien es cierto que el "sabio de Plettenberg" teorizaba sobre un "Gran Espacio" dirigido y custodiado por Alemania, respetuoso con los Estados que quedasen bajo su égida, no era optimista sobre su consecución.

En "La revolución legal mundial" (1978) advertía: "El progreso hacia la revolución mundial no va acompañado por una voluntad política paralela hacia la unidad política de Europa o, incluso, hacia una revolución europea. Las fuerzas y poderes de la política mundial que luchan por la unidad política del mundo son más fuertes que el interés europeo por la unidad política de Europa. La legalidad de una revolución europea tendría que suponer la existencia de un patriotismo europeo para estar capacitado para formar una asamblea constituyente en el sentido de la tradición constitucional europea" (pags 184 y 185)

El anticipador del Gran Espacio se equivocó sobre las condiciones de su éxito, pues el "Gran Espacio" europeo no se constituye sobre la base de un nuevo patriotismo, ni siquiera sobre una voluntad política unitaria.

El desafío, el "challenge" en términos de Arnold Toynbee, que ha tenido que enfrentar la Unión y que le puede permitir alcanzar un nuevo estado civilizatorio (el Gran Espacio) no ha sido político sino económico: la gigantesca y creciente deuda pública de los Estados del sur de Europa que amenazan la supervivencia de la piedra angular de la Unión Europea, que no es otra que su moneda, el euro.   

Era obvio que Schmitt no podía acertar en el procedimiento, pues era imposible pensar que políticos tan estúpidos como los habidos durante los últimos decenios en España, Italia, Grecia, Portugal o Francia sirviesen en bandeja de plata un "Reich" europeo a Alemania por el sencillo método de que ésta sabe administrar sus cuentas y los otros no.  

El control alemán y de sus aliados, de la totalidad de las políticas económicas de los Estados despilfarradores de la Unión para controlar sus ridículas y depresivas deudas, ha creado un "Gran Espacio" político en Europa basado en la idea de "la equiparación entre progreso técnico y progreso en general" (pag 155)

En suma, el padre espiritual y político del "Gran Espacio" europeo que puede convertir al s. XXI en el siglo de Europa, es un "Caballero Oscuro" que pocos se atreverán a reconocer, el coloso e indomable Carl Schmitt.

Sus textos agrupados en el libro introducido, editado y anotado por el profesor Carlos Ruiz Miguel que acabamos de reseñar es un testimonio  incontestable del triunfo póstumo de un maldito.  



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