domingo, 4 de diciembre de 2022

Levantar el velo democrático


La protesta de las mujeres iraníes contra la tiranía islamista nos puede servir como acicate no para "levantar el velo" a las mujeres occidentales, sino para alzar el de nuestro sistema político.

 

La doctrina del "levantamiento del velo"

"Levantar el velo" es un símbolo de libertad para las persas y también una doctrina jurisprudencial originaria de Norteamérica, creada en el siglo XIX con la finalidad de evitar que las personas jurídicas (las sociedades mercantiles) sirvan para burlar la ley o quebrantar obligaciones contractuales.

Su recepción en España bajo esta denominación no se produce hasta la sentencia del Tribunal Supremo de 28 de mayo de 1984, donde se dice lo siguiente: "se ha decidido por aplicar la tesis y práctica de penetrar en el "substratum" personal de las entidades a las que la ley confiere personalidad jurídica propia, con el fin de evitar que, al socaire de esa ficción o forma legal, se puedan perjudicar intereses privados o públicos o bien ser utilizada como camino del fraude, admitiéndose la posibilidad de que los jueces puedan "levantar el velo jurídico" en el interior de esas personas cuando sea preciso para evitar el abuso de esa independencia en daño ajeno, es decir, para impedir un mal uso de su personalidad". 

En definitiva, si una sociedad mercantil se utiliza como mecanismo de fraude, el Juez puede entrar a conocer los dueños reales ("descorrer el velo de las personas jurídicas") para evitar que éstos actúen contra el Derecho impunemente, en los casos en los que la estructura corporativa es una “mera fachada”, esto es, cuando se interpone la forma societaria para eludir la responsabilidad de los propietarios de la empresa en la comisión de un fraude. 

  

                       La democracia como velo antidemocrático

Huelga decir que esta doctrina jurisprudencial cabe aplicarla a cualquier sistema político, pues el hermetismo que rodea el funcionamiento del poder (la "razón de Estado") es una fuente de abusos constantes que sólo con mayor transparencia se puede controlar.

Pero no vamos a ocuparnos tanto de lo que oculta el velo sino del velo mismo.

¿Qué significa? ¿cuál es su función?

Etimológicamente, procede del latín "velum", cortina o tela que cubre algo sin ocultarlo totalmente, con la finalidad de esconder sus rasgos más polémicos o descarados porque el velo dulcifica lo real.

En términos teológicos, separa al hombre o al mundo de Dios.

Por analogía, el velo es lo que separa al Estado del pueblo.

Y lo que separa a los ciudadanos del Estado es, precisamente, la democracia, el sistema de elección de políticos mediante votación popular, que vela con sus ideales de soberanía nacional la realidad del Poder oligárquico y demagógico.

La democracia no es el instrumento que garantiza el cumplimiento de la voluntad general, sino la nube que disimula la servidumbre.

Baste como prueba escuchar a los políticos que, por ejemplo, suben los impuestos o cercenan las libertades del pueblo que les vota argumentando que es lo que quiere el pueblo que les eligió.  

 

La democracia como creencia

La pregunta es por qué no se levanta el velo del sistema político, por qué se nos advierte que es mejor bajar la cabeza en presencia de un político elegido por el pueblo si no queremos ser calificados de fascistas.  

La diferencia entre levantar el velo de las sociedades mercantiles y el velo de las dizque democracias es que a las empresas se las ha deslegitimado, carecen de autoridad, pues ya no son valoradas como organizaciones que descubren necesidades sociales y las satisfacen movidas por el incentivo del beneficio. No. Las sociedades mercantiles han pasado a ser consideradas como simples mecanismos del fraude (a los trabajadores, al Estado...).  

¿Pero cómo deslegitimar aquello que nos permite ufanarnos de nuestra condición de ciudadanos que eligen a su Gobierno y pueden destituirlo?

El velo democrático no se levanta porque es lo que nos hace creer en el mito de la soberanía de la voluntad popular, y su prestigio de cosa sagrada quedaría destruido en cuanto se alzase el trapo.

El paisano que vota lo mismo una y otra vez, por corrupto que sea su beneficiario, en elecciones cuyos resultados son publicados cuatro semanas después de celebrarse (ver USA) lo hace por pura autoafirmación.

El elector que repite partido político sin recibir a cambio más que nuevas exacciones y menos libertades, lo hace porque tiene fe, más allá de que ésta se vea desmentida siempre.

Si tuviéramos conciencia de que la democracia es una mera pantalla al servicio del fraude nos sabríamos siervos, y semejante ofensa es mejor obviarla, no vaya a ser que tengamos que empezar de cero.

La mayoría del pueblo no ignora lo que está detrás del velo, de la misma manera que tampoco desconoce que la cortina de su hogar oculta un barrio mejorable.

Pero si el sistema político está corrompido y el velo democrático lo  encubre, el mismo velo les permite a los votantes mantener la creencia de que sus ideas sobre el ejercicio real del Poder no lo están.   

Aun así, como sé que sin levantar el velo de una democracia que no lo es estamos perdiendo el tiempo, tiré la primera piedra, alcé la gasa y me caí del guindo contemplando la pura realidad: no gobierna el pueblo, nadie me representa, soy un don nadie para la oligarquía a la que mantengo.

Y sí, perdí mis creencias, pero gané mi tiempo.


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domingo, 27 de noviembre de 2022

"Morigrafía" de una pintora oculta

  

Gracias a la amabilidad de Lola Iglesias y la empresa de promoción cultural "Nuevos Públicos", pude acudir a la proyección en el MNCA Reina Sofía de la película de la directora Irene M. Borrego, "La visita y un jardín secreto".

Antonio López, el egregio pintor manchego que conoció a la protagonista, interviene en la película "punteando" con su voz -según dijo él mismo en el coloquio posterior- la narrativa cinematográfica.

La obra trata sobre la vida de una pintora oscura de la Generación del 50, Isabel Santaló (Córdoba, 1923-2017) tía de la realizadora del film, pero no es una biografía, sino una original "morigrafía". 

Con una cámara que se recrea en la lenta cotidianidad de una anciana casi inmóvil encerrada en su desvencijada casa con un gato obeso como dueño y señor del recoleto espacio, se nos ofrece la decrepitud de una artista abstracta que nos explica la naturaleza del arte moderno sin necesidad de mostrarnos ni uno solo de sus lienzos.

Sometida por las preguntas inquisitivas de su sobrina sobre la naturaleza del arte, Santaló se rehace para sentenciar que el arte auténtico no debe tener otro objeto que la búsqueda de lo inefable.

Centrada en esta lucha por descubrir lo no dicho, parece que la pintora apenas lo consiguió, pero sus obras no son otra cosa que el testimonio de ese esfuerzo siempre solitario.

En esa búsqueda de lo aún no expresado, pero a duras penas presentido, puede resumirse el arte de la experimentación.

Antonio López quiso justificar el fracaso comercial de Santaló argumentando que la profesión de artista resulta muy difícil porque no hay criterios para evaluar los méritos de ninguna obra.

Este comentario del exitoso pintor me trajo a la memoria la distinción que Tocqueville hace en "La democracia en América" entre el arte de los estados sociales aristocráticos y democráticos, y pude preguntar a Antonio López si la ausencia de canon para valorar el trabajo de los artistas se debía a una característica propia del arte o si era una consecuencia de nuestro estado social.

El genial pintor realista coincidió con el sociólogo francés del s. XIX: la democracia es la causa del relativismo artístico que liquida el orden que lleva de suyo toda aristocracia.

La libertad y la igualdad que derrumban las convenciones provocan el cambio constante de sensibilidades, pero también de fortunas.

Isabel Santaló tuvo su sensibilidad, pero careció de fortuna comercial y de reconocimiento artístico, sin que nadie pueda decir por ello que Santaló fuese peor pintora que Palazuelo, pues si no hay una explicación del porqué la abstracción de nuestra protagonista esté olvidada, tampoco la hay del triunfo de la abstracción de Pablo Palazuelo, según declaró el propio López.

La emoción de ser testigo de que Tocqueville predijo dos siglos antes lo que López acababa de certificar ante mis ojos, me hizo olvidar la pregunta esencial que debí haberle hecho: si el estado social provoca el relativismo artístico, ¿cuál es el motivo de la desazón general, de la inacabada búsqueda por enunciar lo inefable?, ¿por qué la libertad y la igualdad no han podido encontrar una verdad?, ¿quizás la explicación resida en la pérdida de lo sagrado que hace que no podamos dejar de buscarlo o en la negación de lo divino sin que hayamos podido encontrar un sustituto?

Sea como fuere, la "morigrafía" del artista que luchó por descubrir la verdad en las formas, termina siendo una singular "película de terror", en palabras de la directora del film, pues más que ofrecernos una página de la historia del arte nos lega el testimonio de una trayectoria vital terrorífica, en la que la realizadora nos cuenta que ve representada su misma existencia.

Mientras Irene M. Borrego pronunciaba estas palabras un halo de nihilismo recorrió la sala.

Y es que al final, la experimentación artística cuyo afán consistía en descubrir lo inefable termina ofreciéndonos como todo resultado un melancólico yo-yó.

Curiosa enseñanza para aspirantes a la gloria a través de las Bellas Artes. 


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domingo, 6 de noviembre de 2022

"Goya, el ojo que escucha", la "genialogía" de López Linares

 

José Luis López Linares (Madrid, 1955) en su última película,  "Goya, el ojo que escucha", vuelve a incidir en su singular poética cinematográfica: no busca, encuentra.

En la práctica totalidad de los documentales los directores se esfuerzan por presentarnos las pruebas de un hecho que ya conocemos.

Sean históricos, políticos o incluso los que tratan sobre la naturaleza, sabemos desde el principio lo que nos van a decir. El único interés radica en los datos e imágenes que los autores buscaron para ratificar nuestro conocimiento previo.

Precisamente por esta causa los documentales suelen aburrirnos, pues del que busca no podemos esperar la sorpresa del encuentro.

Sólo se puede buscar lo que ya se conoce, lo descubierto con anterioridad, sea la Guerra Civil española o la ferocidad de la vida en la jungla. 

López Linares acepta este punto de partida de la búsqueda (con su majestuosa fotografía y una preciosa selección musical nos ofrece los cuadros de Goya) pero resuelve superarlo cediendo a otro el papel de "sujeto de la investigación" para reservarse la modesta posición del que escucha con el fin no declarado de encontrar lo que se desconoce.  

Ese trueque, ese pasar de director a escuchante le permite hallar lo que no buscaba para ofrecernos lo que no sabíamos.  

Así, el director López Linares nos presenta un documental donde Jean-Claude Carrière, un español de Francia, investiga la obra de Goya, con fulgurantes apariciones de distintos expertos que completan el análisis.

El fabuloso guionista galo, mientras López Linares escucha, va bordando la obra de Goya al hilo de su propia vida, de su admiración por la pintura del de Fuendetodos y de su experiencia profesional junto a Luis Buñuel.

Sin embargo, el resultado es algo completamente inesperado, pues lo que la pantalla nos ofrece no es el resumen de una búsqueda (la producción goyesca) sino el fruto de un encuentro: una genealogía de genios, una "genialogía".

La "genialogía" de López Linares va de Goya a Buñuel, de Buñuel a Jean-Claude Carrière y de Carrière al propio López Linares, pues es éste quien transforma la vertical ascendencia genealógica en un bucle de genios donde el punto de partida y el de llegada es el mismo: Francisco José de Goya y Lucientes.

El documentalista madrileño es el cineasta español más personal, pues tomando como materia prima el puro realismo nos conduce por un mundo de ficción donde Carrière habla con las majas goyescas para despedirse de ellas con un "hasta pronto" premonitorio.

Adivino en el título de la película, "Goya, el ojo que escucha", un doble sentido.

López Linares nos quiere hacer creer que sólo hace referencia al hecho de que Goya, sordo, oía con sus ojos.

Considero que tiene otro significado que el creador nos oculta, pues el "ojo que escucha" no es otro que la cámara de López Linares poniendo imágenes a su decisión de convertir la función de dirigir en la actividad de escuchar.

Gracias a este proceso de escucha ya encontró una generación ("la 21-21") con "España, la primera globalización", y ahora nos descubre una "genialogía".

Sólo me queda recomendarles que no se pierdan la oportunidad de ver esta película en los cines.

Si no lo hacen su alma no se lo perdonará.


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jueves, 22 de septiembre de 2022

La "operación militar especial" ha terminado.


Que el conflicto de Rusia con Ucrania ha cambiado es un hecho por dos motivos: los referendos en los territorios prorrusos anexionados y la última modificación del Código penal, que se traducen en el fin de la "operación militar especial", de carácter ofensivo; y su transformación en una guerra formal contra la OTAN (no contra Ucrania) pero de naturaleza defensiva.

Los referendos en determinadas regiones sancionan políticamente su anexión a Rusia, aunque a su vez suponen el reconocimiento tácito de que Putin renuncia a conquistar más espacio ucraniano. Por eso esta decisión política lejos de suponer una escalada, la limita.

En cuanto al Código Penal, castigar la deserción con hasta 10 años de cárcel cuando cualquier ciudadano ruso se encuentre prestando un servicio en un "conflicto armado" (antes de esta reforma la deserción tenía como consecuencia el despido) supone asumir que el conflicto se ha "socializado", esto es, se ha transformado en una guerra que puede exigir la movilización total (de momento sólo 300.000 reservistas) no para conquistar Kiev sino para garantizar la integridad territorial de Rusia y de su área de influencia, pues el enemigo ya no es el diezmado ejército ucraniano, sino la OTAN.  

No voy a entrar en consideraciones militares sobre la contraofensiva ucraniana porque Rusia entiende que Ucrania sólo es el teatro de operaciones de una batalla mucho más importante: el conflicto existencial con Occidente que no puede perder si quiere sobrevivir como entidad política soberana.

Rusia asume, pues, el fin de la conquistadora "operación militar especial" y se apresta a defender su "hinterland" y sus fronteras, que incluyen los territorios adquiridos en la actual guerra.

Si el factor sorpresa de la ofensiva inicial evitó "socializar" una intervención que se presumía corta, es obvio que el repliegue a los territorios conquistados sí hará necesaria la movilización total para consolidar su dominio frente a una previsible revancha de la OTAN.

En este sentido, en una época marcadamente antimilitar, pasar de ser el agresor de Ucrania a ser el protector de la integridad de Rusia le granjeará a Putin importantes réditos políticos tanto en el exterior, como sobre todo en el interior.

Si la OTAN, una vez atrincherada Rusia en sus fronteras conquistadas, continúa la guerra convertirá a Rusia en víctima y a Putin en el héroe que lucha por la supervivencia de su patria.

La OTAN sabe que en el s. XXI sólo la guerra defensiva es admitida. Por tanto, aunque Rusia haya conquistado el 20% del territorio de Ucrania, si renuncia a sus pretensiones sobre el resto del país, proseguir los combates por parte de la OTAN no será sostenible políticamente porque ésta se convertirá en el nuevo señor de la guerra ante la opinión pública mundial.

Puedo equivocarme. Quizás Putin quiera ocupar toda Ucrania hasta tomar Kiev, poniendo en peligro sus avances territoriales hasta perder incluso Crimea.

Puede ser que quiera seguir batallando con el riesgo de brindar a la OTAN la coartada para desestabilizar toda el área de influencia rusa.

Incluso cabe la posibilidad de que la OTAN caiga en la trampa de Putin para, una vez recogida Rusia en sus límites recién incorporados, pretender llegar hasta Moscú, lo que obviamente supondría que Rusia utilizase sus armas nucleares sin preocuparle la destrucción del planeta.  

Pero los datos apuntan a que finalizada sin éxito la "operación militar especial", y ante el peligro de perder todo lo logrado y que la guerra se convierta en un bumerán, Putin querrá aparecer como el libertador de los rusos e incluso de los pueblos del mundo, pues no desaprovecharía la oportunidad de demostrar que las penurias económicas que anuncian los políticos occidentales no serían ya por su causa.

No olviden que la política sólo es la continuación de la guerra por otros medios.

¿Lo habrá olvidado el ex-agente secreto si continúa primando el frente militar frente a los dividendos que le puede proporcionar una retirada con anexiones territoriales que brindar a los suyos?

¿Pondrá en riesgo la soberanía de Rusia cuando aún puede presentarse al mundo como el adalid de la lucha contra el Occidente pervertido?

Saldremos pronto de dudas. En cuanto se celebren los referendos.


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jueves, 25 de agosto de 2022

APUNTES PARA UN NUEVO LEVIATÁN I

 

 Batería baja, Estado inútil.

 

El Estado es criticado por la derecha liberalia que lo considera su enemigo por ocuparse de todo lo que podía hacer, libremente, la iniciativa privada.

No obstante, yo me pregunto qué hace, qué lleva haciendo el Estado desde que terminaron los fastos del año 1992.

Desde la reconversión industrial del olvidado Solchaga el Estado ha pasado de ser un Estado de Obras (Gonzalo de la Mora, dixit) a un Estado de Destrucción, acelerándose de forma vertiginosa los estragos durante el último lustro (en España y en los países de nuestra área cultural) pues ni los pantanos van a quedar.

Por tanto, el Estado, faro y guía de la izquierda keynesiana, parece estar un poquito "averiao", como diría el solicitante de indultos para los suyos, Alfonso Guerra.

Hace tiempo que dejó de ser el Leviatán hobbesiano que garantizaba unidad y seguridad, para convertirse en un remedo del coche eléctrico: está, pero no anda porque tiene un problema con la batería.

Los indicios de que el Estado "no tira" están a la orden del día: no puede o no quiere defender las fronteras, la seguridad pública es puesta en cuestión por maras, la administración de justicia está colapsada, es incapaz de fomentar la natalidad, pero incentiva la muerte (desde el aborto a la eutanasia) no garantiza la propiedad privada, no controla la inflación que empobrece al pueblo (aunque reparta dinero que pierde rápidamente su valor) carece de moneda propia, vive de prestado mientras aumentan cada año sus deudas...  

Podemos decir sin temor a equivocarnos que el Estado ha alcanzado su más alto grado de miseria: el Estado Inútil.

No obstante su ineficacia, se preocupa de que los ciudadanos no puedan hacer nada sin su permiso. Los ejemplos no hace falta ni mencionarlos, pues no existe ninguna actividad económica ni social que no sea regulada y gravada por el Estado.

Se sabe tan inútil que neutraliza la libertad por temor a que el pueblo descubra que puede vivir sin él.

La cuestión es que el binomio diabólico inutilidad-neutralización tiene una consecuencia bárbara: volvemos al estado de naturaleza prehobessiano (anterior al Estado).

Siguiendo con el símil, que el Estado sea un gigantesco almacén de coches eléctricos sin batería, al tiempo que no permite circular más que a coches eléctricos, provoca un desorden de tal calibre que el control del territorio queda en manos de la nuda voluntad de poder, esto es, Mad Max.

Veamos.

¿No se respeta la propiedad privada y no te puedes defender?, pues la ocupación de viviendas alcanza legitimidad social.

¿No se respetan las fronteras?, pues la inmigración ilegal se convierte en un negocio altamente lucrativo.

¿Las Fuerzas de Seguridad del Estado están desautorizadas y sigues sin poder defenderte?, pues las maras imponen su ley en las calles.

¿No se puede despedir a trabajadores y se ponen trabas a la contratación?, pues aumenta el paro y se desincentiva la inversión.

En suma, que el Estado ha tocado suelo es una evidencia, y por ende, el estado de naturaleza ya es un hecho consumado.

Los papafritas que desgobiernan tienen una solución: convertir la inutilidad del Estado en virtud. O lo que es igual, si no tienes calefacción es por el bien de Ucrania y de la sostenibilidad del planeta, y si no tienes nada porque el Estado te lo quita o lo destruye, serás feliz.

Yo propongo otra alternativa y no es otra que levantar un Nuevo Leviatán porque el Estado ha muerto.

Para ello, la primera tarea sería abandonar por un tiempo los sueños políticos (el imposible principio de representación) y recuperar el derecho (el principio de responsabilidad).


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viernes, 19 de agosto de 2022

El PSOE y los poderes indirectos

 

La animadversión contra el PSOE es el punto de conexión de los populistas.

Se considera que las consignas de éste partido están impregnadas en la conciencia de los españoles.

Vendría a ser el "marco mental", el conjunto de ideas que conforma nuestra forma de entender el mundo (ver George Lakoff, "No pienses en un elefante", Ed. Complutense, 2007).

Por eso los populistas creen que con un "cambio de marco" el problema estaría arreglado. De ahí la "batalla cultural" que tan pingües beneficios les reporta a sus voceros.

Los soldados de la nueva cultura se esfuerzan por perfilar su "marco", perfeccionarlo para vencer al del PSOE sin caer en la cuenta de lo esencial: el problema no es lo que contiene el marco, sino el marco mismo.   

Y es que el Partido Socialista no es un conjunto de ideas y creencias, sino el envoltorio que concentra los intereses de poderes indirectos, esto es, el "marco" de aquellos poderes que actúan en la sociedad para medrar impunes en el Estado, pues para eso está el PSOE.

Al Partido Socialista no se le puede enfrentar oponiendo otro "marco teórico" porque los tiene todos, los acepta todos. O mejor, es el escaparate en donde cualquier marco teórico que se pretenda dominante anhela exhibirse por aquello de ser el principal Partido-Estado. 

El PSOE, cáscara vacía que no tiene ningún reparo en humillarse, asume como organización el riesgo político del programa y las acciones de los poderes indirectos a los que sirve; pero en realidad carece de soberanía.

Precisamente por esto, al PSOE el pueblo no le puede exigir que cumpla con la ecuación protección-obediencia (clave del pacto hobbessiano en virtud del cual se legitima el Estado) porque, aunque le obedezcamos, el PSOE no puede protegernos, pues ni siquiera puede salvar su propio honor.  

El PSOE sólo es el garante en el Estado del éxito y la irresponsabilidad jurídica de los poderes indirectos  (económicos, culturales...) que pupulan por la sociedad sin atreverse a luchar por el Poder, pero que sin éste serían un cero a la izquierda. 

Los poderes indirectos braman contra el Leviatán, símbolo de la unidad que nació para repudiarlos, mientras el PSOE les ofrece su cáscara protectora para seguir destruyendo ese Leviatán ya diezmado.

En definitiva, la cuestión no es que mientras esté el PSOE no habrá posibilidad de cambio, sino justamente al revés: mientras haya fuerzas sociales con voluntad de Poder, pero sin el menor deseo de correr ningún riesgo (usufructuar el Estado sin asumir el mando) siempre habrá un PSOE que se preste para hacer de vitrina de la abuela. 

Una vitrina en permanente reconstrucción hasta el punto que ya resulta irreconocible, pues su tarea no es otra que encajar la ira popular que los poderes indirectos pagan por no recibir.   

¿Es el PP de Feijóo una alternativa que puede permitir que el Estado recupere su unidad? 

Pues para responder voy a terminar por donde empecé: no me hagan reír que tengo el labio "partido".

 

Coda para mis amigos trevijanistas: aunque hubiera división de poderes y representación política, los españoles de forma mayoritaria seguirían eligiendo el "marco" que los poderes indirectos dictasen en cada ocasión al PSOE de turno.

Cosas inevitables en un Estado que se acerca al "estado de naturaleza" (la vestimenta es un indicio) y que sólo pervive porque alguien tiene que encargarse del Boletín Oficial, esto es, de repartir el botín sin peligro político ni jurídico para los beneficiarios.


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domingo, 22 de mayo de 2022

Balada entre dos aguas de Mbappé

 

Érase una vez una muchacha muy bonita que tenía un novio rico con el que decía ser feliz.

Un día, esa muchacha tan, tan feliz decidió enviar un whatsapp diferente al chico más apuesto de su club social diciéndole que en el último encuentro que habían compartido se había quedado con las ganas de mirar un rato largo esos ojos verdes.

El mensaje revolucionó al receptor, pues aunque desde hacía mucho tiempo era perfectamente consciente del atractivo de la señorita, él tenía una familia estable y jamás se hubiera atrevido a iniciar un acercamiento con una beldad con "contrato en vigor".

Los efectos devastadores que su bomba había provocado en el joven no le pasaron desapercibidos, y lejos de amilanarse volvió al ataque para normalizar la situación excepcional que ella había desencadenado: "¿no se puede decir a un hombre que tiene los ojos bonitos?", "¿pasa algo?".

A la mañana siguiente, y para zanjar cualquier duda, el chico de los luceros tiernos tenía otro mensaje en su móvil.

En este caso era el célebre tema "Entre dos aguas" de Paco de Lucía.

El muchacho contestó con un rotundo "lo he entendido y estoy dispuesto a participar del juego porque me has hecho confiar en mis posibilidades".

Desde entonces, la preciosa chica y el chico guapo vivieron entre dos aguas, pero con múltiples olas de variada intensidad.

La fémina se hacía querer, pero cuando el acercamiento del muchacho empezaba a crear tensión en su entorno y en sus convicciones, ponía distancia, frenaba, pues a fin de cuentas ella sólo estaba cómoda en misa y repicando.  

Mientras, el agraciado por el interés de la bella disfrutaba de su vida de soberano, pero no perdía de vista a aquélla que le había hecho el guiño decisivo.

Transcurría el tiempo y la relación no terminaba de consumarse, a pesar de sus constantes intentos y de lo maravillosos que resultaban unos breves encuentros que hacían soñar con una dicha incomparable en el supuesto de que aquello terminase felizmente.

No obstante, la melancolía le hacía preguntarse por qué, por qué tenía que seguir luchando por un vínculo lleno de dudas e indecisiones, por qué tenía que aceptar vivir entre dos aguas cuando ella ya le había dicho que él era el océano,  por qué tener que convencer a la otra parte de lo conveniente de estar juntos cuando fue ella la que provocó todo con aquello de "me he quedado con las ganas de mirar un rato largo esos ojos verdes".

Era inútil. Había caído en la celada y vivir sin ella se le hacía muy cuesta arriba.

Seguía siendo querido y conservaba su encanto, pero aunque su cabeza le decía que se olvidara de una muchacha que había venido para quebrar su orden y que no necesitaba, su corazón iba por otro lado y le repetía constantemente "o ella o ninguna".

Aquello terminó como estaba escrito.

Entre dos aguas acabó en un charco de fango.

El muchacho que apuró hasta la hez la provocación de la chica guapa fue traicionado por ésta, que sin embargo afirmaba sentirse inocente porque nunca se comprometió.

¿Inocente?

¿Entonces a qué venían aquellos mensajes encendidos, los abrazos furtivos, esas ráfagas de amor?  

Aun así, el final le trajo la calma, el recuerdo pasajero de unos besos que fueron inolvidables y la sabiduría de que hay que rezar para que los sueños no se cumplan.

El novio rico, rico terminó en un marasmo desquiciante, pues aunque se ufanaba de haber conservado a la beldad, el precio fue vender su alma a la bruja.

¿Y la bruja?

Pues como siempre, las brujas son las primeras y las últimas víctimas de la brujería.


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sábado, 7 de mayo de 2022

El soberano Real Madrid

 

    Para Hughes, el mejor escritor del soberano


A raíz de que el Real Madrid C.F. pasase a la final de la máxima competición europea, se ha puesto de moda la teología para explicar los motivos de lo que se considera una concatenación de prodigios después de tres eliminatorias mistéricas.

"Que baje Dios y lo explique", tituló al día siguiente de la última gesta uno de los medios de comunicación de referencia del ex-presidente Mariano Rajoy, el diario deportivo "Marca".

Sin desmerecer al Todopoderoso, considero que no es necesario que éste comparezca para dar cuenta de lo ocurrido porque la explicación, más que divina, es schmittiana (de Carl Schmitt): el Real Madrid superó a sus rivales porque es el soberano, esto es, el que decide en la situación excepcional.


El duelo y el sujeto de la soberanía

Un partido de fútbol es una sucesión de duelos durante 90 minutos (si no hay prórroga y penaltis), siendo el duelo la unidad mínima (el átomo o la mónada) de la política, pues ésta es la actividad donde se dilucida la relación amigo-enemigo: o gano y sobrevivo, o pierdo y muero.

El duelo, en suma, es una situación límite. Y las eliminatorias de la Champions League (desde los octavos de final hasta la final) son un duelo de once contra once ante el escrutinio del orbe.

Ahora bien, en toda situación límite o estado de excepción surge ineludible la siguiente pregunta: ¿quién decide en la situación excepcional?

Si hablamos de fútbol, los considerados intelectuales del asunto afirman que quien decide es el que juega bien, entendiendo por "jugar bien" ajustarse a una idea preconcebida del deber ser futbolístico. Por tanto, quien no respete las normas que dicta la ortodoxia perderá.

Por contra, para el Real Madrid el sujeto de la soberanía, el que decide el duelo agonal, es el Real Madrid, siempre y en todo lugar.

Nos encontramos, pues, ante un concepto objetivo-jurídico y ante un concepto subjetivo-político de soberanía: quienes creen que quien decide el juego es el que se somete a un conjunto normativo, y quien parte del principio de que el soberano es quien decide serlo por encima de cualquier circunstancia.

 

Los legisladores no entienden al soberano

Así, es fácil entender lo ocurrido en las tres últimas eliminatorias de la Champions League 2021-2022: el duelista Real Madrid afrontó los lances considerándose el soberano, esto es, el que decide sobre la situación excepcional que todo partido a cara o cruz supone.

El Real utiliza todos los medios a su alcance.

Desde sus jugadores y la afición (la forma deportiva de asedio al enemigo) hasta su estadio (su espacio).

No obstante, el principal arma del duelista blanco no es ninguno de estos elementos materiales, pues todos están subordinados al repudio espiritual de la derrota.

Su resistencia a perder, aun jugando mal, es considerada por la crítica especializada como un evento mágico, en tanto resulta contradictorio con lo que ellos han establecido como deber ser del duelo: sólo debe ganar el que respete el canon.

Los santones no entienden que si ellos se han autonombrado los legisladores que dictan las reglas del juego, el Real Madrid se ha autodesignado como el soberano del mismo.

Y obviamente, los hacedores de normas pueden atribuirse el prestigio de la razón, pero la victoria siempre es del soberano.


Afición, camiseta y Presidentes

La historia del Real Madrid sólo se puede entender partiendo de la idea de que el club se ve a sí mismo como el único soberano legítimo, algo similar a lo que los monarcas antiguos consideraban su derecho divino a gobernar.

Es el concepto de soberanía lo que explica, por ejemplo, el comportamiento de su atípica afición y la forma que tiene de encarar las derrotas y las victorias.

Se dice que los socios del equipo son los que menos confían en él. Esto es un error porque las dudas no radican en la falta de confianza en los duelistas, sino en el drama de la derrota, ¿pues cómo puede asimilarse que caiga el soberano? 

El fracaso desmiente de forma temporal la condición de Su Majestad, por eso las derrotas merengues son descalabros existenciales que no encuentran paliativos porque carecen de fundamento.

Los torneos perdidos, especialmente si de la Copa de Europa se trata, no son fiascos deportivos para sus incondicionales, son crisis políticas: momentos en los que se produce la sustitución del soberano... aunque alguno de esos momentos haya durado varias décadas. 

Por esa misma razón, apenas celebran los madridistas más veteranos los triunfos, pues más allá de cómo juegue o quién lo entrene ¿qué mérito tiene ganar cuando uno es el soberano?, ¿acaso celebra el Papa su infalibilidad?

A sensu contrario, el resto de equipos, los que creen que el éxito depende del cumplimiento de la ortodoxia futbolística que esté de moda, pierden consolándose con volver al año siguiente con mejores jugadores que respeten con más fidelidad el canon, y celebran las victorias con la euforia propia del que sabe que su triunfo sólo ha sido un accidente.


¿Cómo justificar el dato de que futbolistas de nivel medio se conviertan en duelistas definitorios por el mero hecho de enfundarse la elástica del Real Madrid, si no fuera por el convencimiento de que forman parte del equipo que decide en las situaciones de excepción?


Pero también sólo bajo el concepto de soberanía se pueden entender los hitos históricos del club, más allá de los terrenos de juego.  

Fue uno de sus presidentes, Santiago Bernabéu, el que comprendió la situación límite que vivía el fútbol europeo a mediados de los años 50 del siglo pasado, cuando un grupo de periodistas del diario L´Equipe plantearon la necesidad de crear una competición europea de clubes. El Real Madrid afrontó el estado de excepción liderándolo hasta constituir la Copa de Europa.  

De la misma forma, la Superliga que persigue el actual Presidente del club, Florentino Pérez, sólo encaja dentro de los mismos parámetros: el Real Madrid reconoce otra situación límite (la decadencia del fútbol) y se arroga la soberanía, esto es, decide acaudillar el proyecto que lo salve.  

 

En conclusión, la superioridad del Real Madrid no tiene nada de esotérica, pues hunde sus raíces en una nítida causa política: el Real Madrid es el soberano, el que decide en la situación excepcional porque considera que ostenta el legítimo derecho de hacerlo.   

Si no están de acuerdo con mi tesis para explicar lo que ocurre con el Real Madrid y la Copa de Europa, siempre les quedará la solución del diario "Marca": "que baje Dios y lo explique".

Pero les advierto que tienen el riesgo de que Dios baje y les diga que el Real Madrid es el soberano no sólo por su voluntad de serlo y por la historia, sino porque así lo quiere Él.


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sábado, 5 de marzo de 2022

II Guerra Civil Mundial: la Guerra Helada

 

Desde que Rusia invadió Ucrania, la UE declaró a Putin su enemigo y aseguró que su objetivo era liquidarle a él y a su régimen.

El método elegido consiste en aplicar sanciones que conduzcan al colapso de su actividad tanto económica como financiera, incluyendo el veto a sus exportaciones de gas y crudo (veremos) la congelación de todos los activos de Rusia en los países de la Unión y la limitación de las transferencias bancarias.

Por arte de birlibirloque la entidad antipolítica por antonomasia ha decidido tomar a Rusia como "hostis" y se ha transformado en un nuevo ángel exterminador, el Abadón que dice viene a liquidar a los enemigos de la humanidad.


Sanciones al Estado y criminalización de lo ruso


No obstante, de forma simultánea al castigo económico al agresor se ha producido una catarata de decisiones en apariencia inconexas con las sanciones, pues a primera vista no se intuye en qué pueden beneficiar al éxito del bloqueo.   

¿Qué vínculo hay entre que, a consecuencia de las sanciones, se haya cerrado la empresa que iba a suministrar gas natural a Alemania a través de un gasoducto directo con Rusia (Nord Stream 2) con el anuncio de universidades europeas de Bélgica, Francia y Chequia respecto a que van a comenzar a expulsar a estudiantes rusos?

¿Qué nexo une la solicitud conjunta de los demócratas y los republicanos a Biden para que impida la importación de gas ruso, y que Chequia haya reconocido que monitorea las redes para encontrar a usuarios que apoyan a Rusia para castigarlos con penas de prisión de hasta tres años o que se hayan censurado los medios de propaganda rusa en toda la UE?

¿Cuál es la relación que puede existir entre las declaraciones del ministro de Finanzas francés respecto a que van a hundir la economía rusa, presumiendo que el pueblo ruso también sufrirá las consecuencias; con el hecho de que el Gobierno de Mario Draghi haya aprobado un nuevo estado de emergencia en Italia hasta diciembre del presente año alegando la eventual crisis migratoria ucraniana?

¿Podemos decir que hay alguna ligazón entre que Borrell haya declarado la guerra a Rusia anunciando que la UE financiará aviones de combate para Ucrania, y que los deportistas rusos tengan que renunciar a su himno y su bandera si quieren seguir compitiendo?

¿Qué asocia la advertencia de Sánchez respecto a que las sanciones a Rusia por la guerra exigirán "sacrificios" de los españoles, con el hecho de que se solicite el cierre del Museo Ruso de Málaga?

El aviso de nuestro presidente nos ofrece la pista para entender por qué las sanciones económicas al Estado ruso desencadenan, ipso facto, la criminalización de lo ruso y de los rusos: si vamos a sufrir restricciones y penalidades va a ser por una "justa causa" que va mucho más allá de proteger a Ucrania de Rusia: desembarazarse del Mal, de lo ruso, valga la redundancia. 

Precisamente por esto, cuando finalice la guerra y alguien se atreva a protestar por el sufrimiento que provoca la prolongación de las sanciones, será considerado un enemigo de los dizque valores europeos, (la "policía de los balcones" acabamos de incorporarlo a nuestro patrimonio cultural ) un quinta columnista de Putin. 

La libre formación de la opinión pública se neutraliza convirtiendo al agresor en no humano, ¿pues quién va atreverse a defender los derechos del calificado como forajido?


La Guerra Helada


Si el bloqueo a Rusia se hubiera planteado como un método político no violento para reforzar la posición negociadora de Ucrania o como una forma de parar la agresión, todas las medidas criminalizadoras de lo ruso (expulsión de sus estudiantes, castigo a la promoción de su cultura...) hubieran sido superfluas por inútiles.  

Además, si no se hubiera convertido a Rusia en el Mal, cabría discutir la idoneidad de la batería de sanciones económicas que ya están teniendo un efecto bumerán en el nivel de vida de los europeos.

Pero no. 

¿Por qué entonces? 

¿Qué consecuencias políticas tiene para el mundo la forma que ha escogido Occidente para tratar la agresión rusa a Ucrania?   

La más importante es poner en evidencia que no se va a permitir la vuelta atrás. O lo que es igual, Rusia (y sus eventuales aliados) han desaparecido formalmente para el autodenominado "mundo libre".

La prueba de lo anterior será la continuación del bloqueo a Rusia luego del fin de la guerra que hoy se libra. 

Acaba de declararse una nueva Guerra Fría o la primera Guerra Helada.

No será la Tercera Guerra Mundial, sólo la Segunda Guerra Civil Mundial. 

La Primera Guerra Civil Mundial (una guerra híbrida, sucia entre USA y la URSS peleada en múltiples escenarios por varios actores interpuestos duró de 1945 hasta 1989. 

¿Cuánto se prolongará ésta?

Visto cómo le ha ido a Rusia desde 1989 a 2022, no creo que ellos tampoco tengan interés en que acabe pronto. 

Queda todo por analizar, pero quizás lo más urgente sea descubrir cómo y por qué el comienzo de la II Guerra Civil Mundial, la Guerra Helada, ha sido ahora.

¿Podremos localizar la "pistola humeante"?

Esa pregunta tendrá respuesta en los siguientes artículos.


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sábado, 5 de febrero de 2022

Del Estado Gubernativo y VOX


¿Sabe usted que España no es un Estado de Derecho (de leyes), sino un Estado Gubernativo (de normas)?

No se preocupe. La oposición tampoco.

Le ruego me siga hasta el final para saber por qué.

La Ley 2/2021, de 29 de marzo, de medidas urgentes de prevención, contención y coordinación para hacer frente al Covid-19, manifiesta en su Exposición de Motivos que la ley no se promulga sólo con ocasión de la actual pandemia, pues "adicionalmente, la amplitud y gravedad de esta crisis sanitaria ha puesto de manifiesto determinadas carencias en nuestra legislación ordinaria, para hacer frente a crisis sanitarias de ESTA O SIMILAR naturaleza. Por ello se considera necesario acometer una serie de modificaciones puntuales de la legislación sanitaria (...)". "A tal efecto, dichas modificaciones permitirán que a través de la figura de las actuaciones coordinadas en salud pública, se puedan elaborar o activar planes de actuación para afrontar EMERGENCIAS SANITARIAS". 

Así, el artículo 5 de esta ley establece que "se procederá a la adopción de planes y estrategias de actuación para afrontar emergencias sanitarias (...) atendiendo a los distintos niveles de riesgo de exposición y de transmisión comunitaria de la enfermedad Covid-19 para el desarrollo de las distintas actividades que se contemplan en los capítulos siguientes".

Es decir, la ley 2/2021 de medidas contra el covid se aprovecha para establecer la pauta (protocolos) ante futuras crisis sanitarias, pues éstas se gestionarán "atendiendo a los distintos niveles de riesgo de exposición y de transmisión comunitaria de la enfermedad Covid 19".

Por tanto, se puede inferir que la pandemia ha sido un entrenamiento administrativo que ha terminado por fijar un nuevo marco de actuación en caso de eventos de índole similar (Nivel I, II, III y IV).

 

¿Quién dictará el contenido de la "Nueva Legalidad"?

Después de detallar el tenor del artículo 5, la Exposición de Motivos de la Ley 2/2021 continúa explicando el contenido de cada uno de sus Capítulos y sus disposiciones adicionales y finales, con excepción del siguiente:

            Disposición final séptima. Habilitación normativa
"Se habilita al Gobierno y a los Ministros de Sanidad y de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, en el ámbito de sus competencias, para dictar las disposiciones necesarias para el desarrollo y ejecución de lo dispuesto en esta Ley".
Entiendo que por vergüenza, el autor de la Exposición de Motivos se abstiene de comentar el significado de ésta disposición.
Pero ya lo hace un servidor.
Mediante la citada disposición final séptima, el Parlamento ha consentido al Gobierno que le sustituya para dictar cuanta normativa crea necesaria en todas las actividades que regula la Ley 2/2021.
O lo que es igual, alegando "emergencia sanitaria", el Gobierno podrá aprobar las disposiciones que considere oportunas en ámbitos como centros de trabajo, establecimientos sanitarios públicos o privados, centros docentes, servicios sociales, hoteles, comercios, restauración, todo tipo de actividades culturales, recreativas, deportivas, y por si lo anterior no fuera suficiente, "otros sectores de actividad" (sic)
Por tanto, el Parlamento le ha otorgado al Gobierno una patente de corso, un salvoconducto, para que dicte la "Nueva Legalidad" que quiera respecto a cualquier actividad social, prescindiendo del molesto trámite de tener que aprobarla en las Cortes.
 
¿Dónde está la oposición?
Los efectos de esta Ley de marzo de 2021, que viene a transformar el Estado Legislativo o de Derecho en un Estado Gubernativo (de normas), pasaron totalmente desapercibidos para los partidos que se reclaman de la oposición cuando fue publicada.
Parece ser que no ven, o si lo ven les da exactamente igual; que cualquier Presidente del Gobierno, una vez que obtenga la confianza del Congreso de los Diputados; va a poder hacer del Parlamento un sayo mediante la producción de cuantas disposiciones tenga a bien, mientras esta norma siga vigente.
Pues bien, supongo que para probar el nivel de abyección al que están dispuestos a llegar los diputados propios y contrarios, el Gobierno dictó el 23 de diciembre de 2021, el Real Decreto-ley 30/2021 (me temo que, de ahora en adelante, leyes stricto sensu habrá pocas) que fue convalidado por el Congreso el 2 de febrero de 2022;  gracias al cual se vuelve a habilitar al Gobierno para que dicte las normas que juzgue convenientes en sustitución del Parlamento, ahora respecto al asunto menor del uso de las mascarillas (ver punto 2 de la disposición final séptima del citado Decreto-ley).
 
¿Una norma para ocho días?
Su aprobación definitiva creó un fuerte debate por lo absurdo de imponer ahora los barbijos incluso al aire libre.
Sin embargo, no vi en aquel momento que nadie dijera que aquello era una maniobra de distracción para hacer pasar otra nueva ley habilitante. 
Por eso escribí en twitter la misma noche del día 2 que estábamos ante un trile, pues aposté a que la obligatoriedad de ponerse mascarillas en el exterior se retiraría en semanas, dado que el objetivo real del Gobierno era que el Parlamento volviese a habilitarlo para que, llegado el caso, imponga todas las disposiciones que se le ocurran en relación al barbijo, sin intervención de los órganos legislativos. 
Ocho días estará en vigor. ¿Alguien cree que un Gobierno se distrae en promulgar una norma que va a derogar en ocho días? Obviamente no, porque el motivo de la misma no eran las mascarillas, sino la habilitación legal de las Cortes al Gobierno.
Luego que se supo que la norma era una añagaza, la oposición empezó a hablar de "cortina de humo", pero a día de hoy sigue sin comprender y/o sin saber explicar lo ocurrido; continúa buscando la bolita del trilero "habilitante".  
Pero en realidad no se oculta nada, pues el mismo Gobierno lo deja claro en el propio texto: "Habilitación normativa" (ver disposición final séptima del Real Decreto-ley 30/2021 o el epígrafe titulado "¿Quién dictará el contenido de la "Nueva Legalidad?" de este artículo)
 
Weimar en la Carrera de San Jerónimo
No crean que no existen precedentes históricos de estos comportamientos políticos.
El caso de la República de Weimar (1918-1933) es el más claro. Allí el Parlamento habilitaba al Gobierno para producir legalidad porque éste no tenía mayoría y las Cámaras obstaculizaban su actividad.
Pero en el caso español, si el Gobierno de Sánchez tiene mayoría en el Parlamento, ¿por qué quiere "puentearlo"?
La respuesta es porque el Gobierno de Coalición es un queso gruyere, y el PSOE (y el PP) teme que las cosas irán a peor luego de las próximas elecciones generales dado el avance de VOX, que no podrá gobernar en solitario, pero tampoco es considerado un socio leal por el PPSOE. 
Por eso el bipartidismo lo fía todo a una Gran Coalición tácita: que el candidato del PSOE o del PP obtenga mayoría absoluta en el Congreso para ser nombrado Presidente, y que éste gobierne haciendo uso de la generosa habilitación otorgada por el Parlamento para aprobar la legalidad que en cada momento considere, alegando que aún estamos en "emergencia sanitaria".  
En definitiva, será un Gobierno Legislador al que no le hará falta una mayoría parlamentaria para producir normas bajo el amparo de la pandemia interminable.  
¿Ha caído VOX en la cuenta?
¿Sabrá exponer al pueblo que el Estado de Derecho ha sido convertido en un Estado Gubernativo, principalmente, para impedir que VOX pueda bloquear en las Cámaras una Gran Coalición encubierta?


Coda: 
¿Seguirá Casado con su argumentario respecto a la necesidad de una Ley de Pandemias?
¿Se habrá enterado que el Gobierno Sánchez ya tiene la habilitación del Parlamento, gracias a la Ley 2/2021, de 29 de marzo; para dictar toda la normativa que considere oportuna al respecto, sin necesidad de ninguna Ley?  


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