domingo, 23 de agosto de 2015

Ordenar el Mal bien



Para Carlo Gambescia


      El drama humanitario de miles de inmigrantes árabes y subsaharianos que quieren entrar en Europa a la fuerza amparados en su carácter multitudinario nos muestra algunas paradojas.

         Quizás la más llamativa es que la fuerza está en la multitud desarmada y la impotencia en la policía pertrechada con su mejor armamento. 

          Otra, no tan evidente, es que el anticolonialismo del siglo XX nos traerá un nuevo-viejo colonialismo en el siglo XXI.

       Es algo más que una posibilidad que Europa tenga que volver a crear protectorados en África donde trasladará a los inmigrantes que no puede integrar.  
         Y lo hará utilizando la misma fuerza que hoy se muestra inútil por ausencia de una inteligencia política que le otorgue una dirección sensata.  
       
     Fuerza, colonialismo, legiones de inmigrantes famélicos..., ¿marchamos hacia el futuro retrocediendo hacia el pasado?
         Pregunta propia para los literatos que inundan las redacciones de los medios de comunicación y las tertulias encargadas de dispensar buenos sentimientos, y que la política responde con otro interrogante: ¿y el hombre y sus relaciones con los demás?, ¿mejoran o empeoran?, ¿progresan o regresan?

         Echemos una mirada a un caso concreto vinculado al asunto colonial y la integración.
          
      Va para 60 años que Francia se empezaba a preguntar cómo salir de Argelia ante la imposibilidad de integrar a 20 millones de argelinos.
    Hoy el suelo galo aloja a más de tres millones de árabes musulmanes y se elucubra con la eventualidad de un Presidente de la República mahometano antes de la mitad de la presente centuria.
        En menos de un siglo (1955-2050) el balance en Francia de la asimilación de inmigrantes podría ser el siguiente: de la necesidad de desconectar con el Magreb ante su superioridad demográfica, a estar gobernado por un muslim sostenido por una multitud árabe-musulmana.

         La política sigue a los hombres en sus conflictos para intentar equilibrarlos, controlarlos. Muy pocas veces para ponerles punto y final.   
      
          Es un conocimiento y una práctica dependiente, subordinada, que evolucionará o no en la medida en que lo hagan los hombres a los que sirve.
         La política no es la física o la medicina, que se desarrollan de forma autónoma en un continuo progreso.
                 
     Si unos hombres no quieren convivir con otros a los que consideran diferentes, la política no los podrá unir por más que los bardos canten la gloria de la fraternidad.
      Lo único que podrá hacer la política es separarlos con los medios que le son propios, esto es, la fuerza en sus distintas variantes.
        ¿Y la fuerza qué es?, ¿moderna, antigua? 
       Tan moderna o tan antigua como los hombres que la usan y la sufren.
                
         No obstante, si a la política no se le puede pedir que convierta el Mal en Bien (el Reino de Dios no es de este mundo, por mucho que los dizque izquierdistas no se lo crean), sí se le puede exigir que ordene el Mal bien, esto es, de la manera que cause el menor daño posible.

        Aplicando lo dicho al tema de la multitud que quiere invadir Europa contra la voluntad de los europeos, la política no podrá obligar a que éstos alojen en su casa a los inmigrantes. Pero tampoco debe utilizar la violencia contra ellos.
          
      La alternativa menos mala será que la Unión Europea garantice que sus lugares de origen vuelvan a ser seguros, o sea, convertirlos en protectorados.

        ¿Un nuevo colonialismo? Por supuesto.

     ¿Regresa la política del siglo XXI al pasado? 

     No, vuelve al eterno retorno del que nunca salió. 


@elunicparaiso

           
       Nota para incrédulos:
      Quien crea que constituye una salida de pata de banco afirmar que Europa no tendrá más remedio que constituir protectorados en algunos países del Magreb en los que alojar a los inmigrantes que no puede asimilar, sólo tiene que ver las últimas acciones de Europa y la ONU en Libia.

  

8 comentarios:

  1. Me ha parecido una reflexión interesantísima, aunque veo difícil que Europa se embarque en una operación así.

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  2. Gracias Pepa.
    Sin duda parece difícil... hoy.
    ¿Otra solución?
    Se admiten sugerencias.
    Reciba un cordial saludo.

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  3. Gracias ( estaba de vacaciones :-) ). Muy interesante. Pronto mi comentario.

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  4. por encima de las ideologías está el sentido común de lo necesario

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  5. por encima de las ideologías está el sentido común de lo necesario

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    Respuestas
    1. Gracias por su comentario.
      Es usted muy amable.
      Creo que todavía estamos en la fase de las ideologías.
      El sentido de lo común de lo necesario me temo que tendrá que esperar.
      Ojalá siga colaborando en el blog con sus comentarios.
      Cordial saludo.

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  6. ;-) Gracias D° Jorge por la "dedica" . Le respondí hoy en mi blog y en FB Abrazo!

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  7. Se lo merece Dº Carlo.
    Muchas gracias por el comentario.
    Ya le contesté en su blog.
    Abrazo.

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