Habíamos dejado la serie enumerando las alternativas de Merkel para realizar la ampliación de capital que la Unión Europea precisa si quiere evitar la pérdida de confianza en el euro, lo que supondría el fin de aquél proyecto político y su relevo por el nacionalismo económico, esto es, "cada país, una moneda".
SÁNCHEZ Y CONTE LE DICEN A MERKEL QUE QUIEREN SER TRATADOS COMO LA ANTIGUA ALEMANIA DEL ESTE
La primera opción era seguir el mismo procedimiento que
utilizó Helmut Kohl para lograr la reunificación germana: rescatar a los países débiles con transferencias directas sin obligación de reembolso.
Fondos de cohesión, subvenciones e "Impuesto de
Solidaridad" que terminó suponiendo durante más de 20 años un 5,5% del
IRPF que pagaban los ciudadanos alemanes.
Viendo el coste que supuso (entre 2 billones y 1,3 trillones de
euros) repetirlo,
pero a mayor escala (Italia, España) simplemente es inviable.
Si he traído a colación esta ridícula posibilidad como
alternativa es porque era y sigue siendo el plan de Sánchez o del primer
ministro italiano.
Llevan defendiéndolo durante más de tres meses en las
instancias europeas sin sonrojarse.
Una propuesta sin ninguna memoria económica en la que apoyar la solicitud, pues en realidad no es un programa sino un relato para consumo de electores predispuestos a que les engañen.
Pero al relato le tumba el dato. Y el dato comparado es el
coste de la reunificación alemana, que además de demostrar que es irrealizable financieramente el rescate a fondo perdido de la economía española, nos enseña que el éxito de la operación teutona fue
más que discutible en términos de integración económica, pues la adopción de Alemania del Este por parte de sus vecinos del Oeste ha dado lugar
a una familia desestructurada.
No obstante, la pretensión de los países del Sur de Europa de
que otros les rescaten supone el
reconocimiento de que ya no tienen capacidad de endeudarse, pues no buscan
préstamos, sino donaciones, dinero a título gratuito, "deuda
perpetua".
Y lo realmente inaudito es que sabiendo que no pueden pagar
nuevos créditos, no intentan reducir sus desequilibrios gastando menos y
creciendo más.
Por contra, se empeñan en obtener regalos para seguir con su agenda política.
O lo que es igual, "tu dinero, mi programa".
Hemos pasado de la inmoralidad de contraer deuda que pagarán
las generaciones futuras, a la aún mayor inmoralidad de implorar dinero que no pretendemos reembolsar.
Esto nos da la pauta para introducir la segunda alternativa,
que en realidad supone volver a la primera inmoralidad.
"VIVA
EL VINO" Y QUE SIGA PAGÁNDOLO EL BCE
La Unión Europea jamás contempló como una propuesta seria el plan
de Sánchez, mera copia del utilizado por Alemania para su reunificación.
Sin embargo, no ha abandonado el modelo de salida del "crash" de 2008: que el BCE financie
nueva deuda y monetice los crecientes déficits.
Ahora bien, la continuidad de la misma política monetaria tiene
dos rémoras.
Una económica y otra institucional.
Más deuda no es la solución, es el problema
Para entender la primera expongamos brevemente cómo el BCE hace posible la expansión casi ilimitada de la deuda pública de los Estados europeos.
El BCE compra los bonos que emiten los Estados miembros de forma
directa (mercado primario)
El BCE adquiere, por ejemplo, el bono español generando un
crédito para su adquisición cuyo importe tiene que ser devuelto por España en
un tiempo determinado, aunque el BCE también tiene la posibilidad de recuperar
el crédito vendiendo el bono en el mercado secundario.
El problema de este instrumento de política económica es que funciona cada vez peor. Y no sólo en Europa.
Que los Bancos Centrales de los países occidentales hayan
comprado la deuda de sus Estados ha supuesto para aquéllos que un aumento en su
balance de bonos públicos del 100-120% durante el periodo 2008-2019, sólo añadió al crecimiento económico de sus naciones entre el 16 y el 19%.
Es decir, para conseguir un 1% de crecimiento, los Bancos
Centrales tuvieron que aumentar en un 5% sus compras de bonos de los Estados.
O lo que es igual, se ha necesitado un 5% más de endeudamiento por cada 1% de
crecimiento añadido.
Que la relación deuda-crecimiento durante los últimos doce
años para los países desarrollados haya sido de 5 a 1 nos indica que mayor deuda sólo genera menor crecimiento.
¿Por qué aportar más liquidez al sistema comprando deuda
pública no consigue incentivar la economía para que, al menos, pueda devolver el préstamo que los Bancos Centrales hacen a los Estados adquiriendo sus bonos?
Por la sencilla razón de que el crédito barato estimula la supervivencia de las empresas ineficientes, con nulo crecimiento y bajísima
productividad.
Es decir, el dinero que procura la nueva deuda se destina a
gasto público improductivo o a proyectos económicos obsoletos que se mantienen
de forma artificial gracias a una financiación regalada. Y así no se crece.
Las instituciones de la Unión Europea son conscientes de lo que estamos exponiendo, y aunque a día de la fecha sigan haciendo lo mismo, esto es, seguir
comprando la deuda de los Estados por medio del Banco Central como forma de paliar otra crisis, saben que sólo es un parche, pues los países continúan instalados en el paro, los salarios bajos, el invierno demográfico y la parálisis inversora que perpetúa la baja productividad.
El TC alemán ha dicho basta
Pero además del factor económico, hay otro institucional que bloquea la posibilidad de que la ampliación de capital de la Unión Europea se realice sólo aumentando deuda financiada por el BCE.
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