Confinamiento, golpe de Estado zen y rescate
Mientras un tercio de la población mundial vive confinada en
sus casas a causa del Covid 19, a las lagunas de Venecia han vuelto los peces.
La frase podría servir para una clase de primero de taoísmo,
el yin y el yang, el equilibrio entre lo bueno y lo malo.
No obstante, a pesar de que una tercera parte de los
ciudadanos del
mundo estén en cuarentena (casi la totalidad de los habitantes de los países occidentales) la Organización Mundial de la Salud (OMS) pide más. Y Sánchez se lo concede ordenando la paralización de toda actividad económica considerada "no esencial".
mundo estén en cuarentena (casi la totalidad de los habitantes de los países occidentales) la Organización Mundial de la Salud (OMS) pide más. Y Sánchez se lo concede ordenando la paralización de toda actividad económica considerada "no esencial".
¿Por qué? ¿Acaso quiere la solemne institución internacional
que aparezcan tiburones en los canales venecianos?
¿Quizás es cooperadora necesaria del golpe?
No lo sé, pero el golpe de Estado planetario, vía
confinamiento, es algo más que una concesión literaria que utilicé por primera
vez en el artículo "Covid 19, Operación
Acordeón" en el
que explicaba que el famoso virus había propiciado la oportunidad de someter a
la economía mundial a lo que en Derecho Mercantil se conoce como
"operación acordeón".
¿Por qué utilizo la figura del golpe de Estado? Porque los efectos del virus suponen un ajuste económico (en empleo, producción, precios...) de dimensiones colosales sin la intervención de los que pueden legitimarlo en
un sistema democrático (los agentes sociales y la ciudadanía). Es una "operación acordeón" a las bravas, sí o sí.
La principal originalidad del golpe radica en que no ha necesitado de la violencia para su puesta en marcha.
Otro elemento novedoso es que gracias a la retirada de los humanos a sus casas, el "putsch" cuenta con el visto bueno del ecologismo de toda condición, cuya ideología se puede resumir en que la madre Tierra es un organismo que se autorregula de manera armónica cuando los hombres la dejan en paz.
La ausencia de violencia y el respeto al medio ambiente era
condición necesaria para que un golpe de Estado pudiera tener éxito en Occidente en el s. XXI.
Y aquí está. El primer "coup d´État" mundial
gracias a una táctica zen: el recogimiento, el confinamiento.
Ahora bien, toda mística religiosa que se precie se basa en
la paradoja ("muriendo se resucita a la vida que no conoce fin" dice
el último verso de la oración de San Francisco)
De la misma manera, la táctica zen del golpe de Estado que ha hecho posible una "operación acordeón" a escala global encierra una antítesis sublime: con la mínima fuerza (ha bastado la orden de no salir de casa) y en el mínimo tiempo (lo que dura una cuarentena) logra la máxima desvalorización de capital sin daño físico a las infraestructuras económicas.
La táctica que ha provocado el golpe no violento se denomina eufemísticamente "distanciamiento social", que garantiza la congelación temporal de la producción económica con la consecuencia de reducir capital de manera drástica y empezar otro proyecto político radicalmente diferente al quebrado.
No obstante, las modalidades de su aplicación dependen de
cada país.
El ejemplo más rotundo nos lo ofrece el Presidente mexicano López Obrador, que en un vídeo ha animado al pueblo a disfrutar de la libertad hasta que él les diga cuándo tienen que encerrarse. Habrá cuarentena, pero será cuando y como el amo quiera.
La distinta respuesta de Trump en EE.UU., de Boris Johnson en Reino Unido o de países asiáticos como Corea del Sur, China, Japón o Singapur al desafío sanitario y económico del Covid 19, son muestras de que la táctica general del confinamiento se establece según los modos locales que cada Gobierno elige.
Lo relevante es que la forma de manejar el "distanciamiento" (fase de destrucción de capital) ya prefigura o anticipa cómo será la recuperación, la fase correspondiente a la ampliación de capital.
No olvidemos que toda "operación acordeón" tiene un para qué, un
objetivo bien definido, que no es otro que abandonar una actividad empresarial en pérdidas para dar comienzo desde cero a otra nueva.
El Presidente de Gobierno español parece que ya ha elegido su modelo. Y es el italiano de paralización total, salvo las actividades económicas consideradas esenciales.
Esta táctica de confinamiento deja al país con una sola alternativa
para el día después de la pandemia: el rescate de la Unión Europea debido a la ruina de las empresas.
Sánchez ya lo solicitó en la última cumbre europea del pasado 26 de marzo, reconociendo que ni se le pasa por la cabeza liderar una reconstrucción por sus propios medios.
No obstante, lo más llamativo es que su plan consiste en que la Unión Europea rescate a España financiando, sin condiciones macroeconómicas de ningún tipo, la deuda pública que el Gobierno considere necesaria para mantener el programa político del señor Sánchez. O sea, más de lo mismo.
La rueda de prensa ofrecida por el Presidente el sábado 28 de marzo ratificó la evidencia de que su objetivo es el rescate europeo a coste cero y que él gestione los fondos sin ninguna reforma política, económica y social, porque él es "el representante del partido más votado" (Sánchez dixit).
Todo indica que el actual Gobierno de España y el de otros países del sur de Europa no han entendido la nueva situación, no consiguen comprender que sus economías están siendo sometidas a una "operación acordeón" (reducción de capital y simultánea ampliación) porque estaban quebradas, y que el desarrollo de sus países exige un nuevo proyecto donde sólo habrá capital si la política garantiza eficiencia y rentabilidad en lo económico y sentido común en lo social.
Sánchez y los otros "Sánchez" europeos no han asumido aún que un suceso de fuerza mayor, pero de nulos efectos en términos de destrucción de capital físico, ha demostrado la insolvencia del sistema estatal (un caníbal con pies de barro) y que por tanto resulta absurdo construir otro idéntico sobre la base de los mismos parámetros, esto es, la demagogia política y la irresponsabilidad económica (déficit y deuda).
A pesar de lo expuesto, me temo que Sánchez seguirá utilizando su única baza que no es otra que prolongar el confinamiento total, lo que tendrá el efecto de hundir todavía más la economía para de esa forma vencer las resistencias de los líderes europeos a su deseo de salvación sin condiciones.
No tiene otro plan, pero lo apurará aunque se resienta el bienestar de los españoles y nuestros derechos civiles los mantenga en cuarentena.
Otra partida del terrible "juego del gallina" ("como no me des lo que te pido me suicido y hundo la Unión Europea")
Le auguro que la perderá, pues habrá rescate pero será el que decidan los "hombres de negro" de la "operación acordeón".
twitter: @elunicparaiso