jueves, 22 de septiembre de 2022

La "operación militar especial" ha terminado.


Que el conflicto de Rusia con Ucrania ha cambiado es un hecho por dos motivos: los referendos en los territorios prorrusos anexionados y la última modificación del Código penal, que se traducen en el fin de la "operación militar especial", de carácter ofensivo; y su transformación en una guerra formal contra la OTAN (no contra Ucrania) pero de naturaleza defensiva.

Los referendos en determinadas regiones sancionan políticamente su anexión a Rusia, aunque a su vez suponen el reconocimiento tácito de que Putin renuncia a conquistar más espacio ucraniano. Por eso esta decisión política lejos de suponer una escalada, la limita.

En cuanto al Código Penal, castigar la deserción con hasta 10 años de cárcel cuando cualquier ciudadano ruso se encuentre prestando un servicio en un "conflicto armado" (antes de esta reforma la deserción tenía como consecuencia el despido) supone asumir que el conflicto se ha "socializado", esto es, se ha transformado en una guerra que puede exigir la movilización total (de momento sólo 300.000 reservistas) no para conquistar Kiev sino para garantizar la integridad territorial de Rusia y de su área de influencia, pues el enemigo ya no es el diezmado ejército ucraniano, sino la OTAN.  

No voy a entrar en consideraciones militares sobre la contraofensiva ucraniana porque Rusia entiende que Ucrania sólo es el teatro de operaciones de una batalla mucho más importante: el conflicto existencial con Occidente que no puede perder si quiere sobrevivir como entidad política soberana.

Rusia asume, pues, el fin de la conquistadora "operación militar especial" y se apresta a defender su "hinterland" y sus fronteras, que incluyen los territorios adquiridos en la actual guerra.

Si el factor sorpresa de la ofensiva inicial evitó "socializar" una intervención que se presumía corta, es obvio que el repliegue a los territorios conquistados sí hará necesaria la movilización total para consolidar su dominio frente a una previsible revancha de la OTAN.

En este sentido, en una época marcadamente antimilitar, pasar de ser el agresor de Ucrania a ser el protector de la integridad de Rusia le granjeará a Putin importantes réditos políticos tanto en el exterior, como sobre todo en el interior.

Si la OTAN, una vez atrincherada Rusia en sus fronteras conquistadas, continúa la guerra convertirá a Rusia en víctima y a Putin en el héroe que lucha por la supervivencia de su patria.

La OTAN sabe que en el s. XXI sólo la guerra defensiva es admitida. Por tanto, aunque Rusia haya conquistado el 20% del territorio de Ucrania, si renuncia a sus pretensiones sobre el resto del país, proseguir los combates por parte de la OTAN no será sostenible políticamente porque ésta se convertirá en el nuevo señor de la guerra ante la opinión pública mundial.

Puedo equivocarme. Quizás Putin quiera ocupar toda Ucrania hasta tomar Kiev, poniendo en peligro sus avances territoriales hasta perder incluso Crimea.

Puede ser que quiera seguir batallando con el riesgo de brindar a la OTAN la coartada para desestabilizar toda el área de influencia rusa.

Incluso cabe la posibilidad de que la OTAN caiga en la trampa de Putin para, una vez recogida Rusia en sus límites recién incorporados, pretender llegar hasta Moscú, lo que obviamente supondría que Rusia utilizase sus armas nucleares sin preocuparle la destrucción del planeta.  

Pero los datos apuntan a que finalizada sin éxito la "operación militar especial", y ante el peligro de perder todo lo logrado y que la guerra se convierta en un bumerán, Putin querrá aparecer como el libertador de los rusos e incluso de los pueblos del mundo, pues no desaprovecharía la oportunidad de demostrar que las penurias económicas que anuncian los políticos occidentales no serían ya por su causa.

No olviden que la política sólo es la continuación de la guerra por otros medios.

¿Lo habrá olvidado el ex-agente secreto si continúa primando el frente militar frente a los dividendos que le puede proporcionar una retirada con anexiones territoriales que brindar a los suyos?

¿Pondrá en riesgo la soberanía de Rusia cuando aún puede presentarse al mundo como el adalid de la lucha contra el Occidente pervertido?

Saldremos pronto de dudas. En cuanto se celebren los referendos.


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