viernes, 29 de abril de 2016

Elogio de la confesión

A Luis Aguilar, por motivos totalmente confesables


Uno de los símbolos esenciales de la decadencia del cristianismo es la pérdida de prestigio de la confesión, ese ritual con dos caras de una misma moneda: la autodenuncia y el perdón. 

En realidad su ocaso no debe extrañarnos. ¿Para qué vamos a confesarnos si toda una suerte de formas de delación se cuidan de hacerlo por nosotros?

La denuncia, la querella, la amplia gama de informes administrativo-policiales, el interrogatorio, las cámaras de seguridad y Hacienda, sobre todo Hacienda, nos liberan de la penosa costumbre milenaria de reconocer voluntariamente nuestros errores.

Ahora bien, como nadie da duros a dos pesetas, el precio de evitar la confesión es el rastreo eterno de la culpa.

La ventaja de declarar de manera espontánea el error era su extinción por medio de las obras de penitencia.

Ese doble juego de arrepentimiento íntimo al que le sigue el perdón permitía que la conciencia de cada uno fuese la auténtica y más eficaz coacción terrenal.

Ese decir secreto, pero ininterrumpido, al que no escapaba el más mínimo desliz nos dispensaba de padecer los severos dispositivos de indagación que hoy se nos aplican, eso sí, por nuestro bien.     

El principio de derecho penal según el cual todo el mundo es inocente hasta que no se demuestre lo contrario, paradójicamente ha conducido a que el Estado tenga toda la legitimidad para demostrar por cualquier medio, por supuesto democrático, que cada ciudadano es culpable.

La judicialización de las conductas individuales ha convertido en inútil la conciencia, puesto que si no se demuestra mi culpabilidad después del múltiple escrutinio de inspectores, bancos, jueces, policías y sus inacabables artilugios investigativos será porque estoy limpio, ¿no?   

De momento, -cabría contestar-.  

Y es que la ciudadanía no se divide entre culpables e inocentes, sino entre culpables y provisionalmente inocentes.

Cuando el procedimiento de vigilancia era la confesión, el mal quedaba en la Iglesia y desde allí se remitía al Cielo con el fin de evitar que su acumulación obstaculizase la vida cotidiana.

Hoy todos los delitos, faltas y banalidades se guardan en archivos infinitos a la espera de ser utilizados conforme a criterios de oportunidad.  

El culpable siempre tendrá un testimonio de su pasado y el todavía inocente un historial plagado de pequeños desórdenes que anticipan su inexorable culpabilidad.  

El olvido de la confesión como procedimiento válido para expiar las faltas ha convertido la vida en un escenario de espías, donde el miedo impide otra acción que no consista en protegerse de lo que hiciste ayer.

Cuando la Audiencia Nacional gobierna jaleada por el entusiasmo de los políticos que se llenan la boca de multitud, he creído necesario echar mi cuarto a espadas y hacer un elogio de la confesión en perjuicio del control administrativo-judicial de los actos de los políticos y de las multitudes. 


Creo que ahora estoy en condiciones de explicar por qué despenalizar la financiación ilegal de los partidos políticos no debe suponer impunidad, sino la forma de evitar que la política se convierta en la memoria selectiva de venalidades para beneficio de logreros. 


Fouché en su archivo
Si hay un personaje que ilustra el contenido del artículo ése es Fouché.
El jacobino que terminó sirviendo a Luis XVIII, a cuyo hermano Luis XVI contribuyó a asesinar; el Ministro de la Convención, del Imperio y de la República, basó su poder en la acumulación científica, puntillosa de las deshonestidades públicas y privadas de los políticos.
El retrato que Stefan Zweig (Ed. Acantilado, 2011) hace del "Mitrailleur de Lyon" es el mayor elogio, por vía indirecta, que jamás se hizo a favor de la confesión pública como forma de evitar a los Fouché que deben su éxito a la administración de las miserias en que consisten los archivos del Estado.



twitter: @elunicparaiso

8 comentarios:

  1. "El principio de derecho penal según el cual todo el mundo es inocente hasta que no se demuestre lo contrario, paradójicamente ha conducido a que el Estado tenga toda la legitimidad para demostrar por cualquier medio, por supuesto democrático, que cada ciudadano es culpable."

    Exacto! Es un principio sociológico.

    Terrible. Se transfiere la responsabilidad penal del individuo a la colectividad. En la confesión era siempre individual y opcional. Maravilloso artículo. Valiente!

    Post Scrptum 1): Intersante "lo spunto" sobre Fouché.
    Post Scriptum 2): Me disculpo por mi silencio ... Una gran cantidad de trabajo ...

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  2. Hola Carlo.
    Muchas gracias por tu comentario.

    Has sufrido recientemente en tus propias carnes la certeza de que "todo el mundo es inocente hasta que no se demuestre lo contrario" es un principio que no se respeta.

    Por paradójico que parezca, sólo recuperando lo mejor del pasado sobreviviremos a este presente tecnológicamente avanzado de hombres salvajes pastoreados por un Estado Caníbal.

    Un fuerte abrazo y te reitero mi agradecimiento.

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  3. Hola Jorge,

    Ahí van unas cuantas preguntas:

    ¿Porqué perdonar a los partidos que tienen el 60% del apoyo ciudadano, gente que ya les ha perdonado? Parece que propones que el 40% restante les perdonemos, ergo les votemos. A un alto porcentaje de los votantes no nos importa lo más mínimo la crispación del debate político....nos la suda.
    2) Obvias que, aparte de la financiación de los partidos políticos, ha habido enriquecimiento personal ¿Tienes alguna duda de que entre 3-10% del dinero inicialmente dirigido a obra pública y parte del destinado a sanidad, educación defensa, por ejemplo, ha ido a parar a los bolsillos de particulares? ¿tienes alguna duda de que Rajoy, por ejemplo, lo hizo? ¿Qué hacemos? ¿asumimos que nosotros habríamos actuado igual si hubiésemos estado en su lugar y nos perdonamos a nosotros mismos?
    3) ¿Porqué no constituyen los mecanismos necesarios para que sea prácticamente imposible saquear lo público?
    4) Confesión y penitencia… bien ¿cuál es la penitencia? ¿tres avemarías?
    5) ¿Alguien del PP, PSOE o CIU, por ejemplo, con responsabilidad política ha admitido, de motu proprio, su culpa? ¿Porqué no les obliga el partido? ¿Porqué cojones no se van y redimen a su partido? ¿Qué hace Aguirre todavía en política?
    6) Este acto de contrición que propones y que exonera de asumir responsabilidad alguna, en la tierra y en las alturas ¿se repetirá en el futuro? ¿será una nueva la amnistía política o fiscal? ¿seré un nuevo derecho/obligación del pueblo aceptarla? ¿debería incluirse en la Constitución? Vayamos hacia el paraíso terrenal, que no fiscal me temo, y otorguemos un 3-5% de nuestro dinero a los partidos políticos…. y que ellos (se) lo repartan.

    Un abrazo

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  4. Buenas noches.
    Le noto enfadado, querido Apache. Indignado incluso.
    Es lo propio de una raza brava como la suya.

    Paso a contestarle a sus muy interesantes preguntas que anticipan el próximo artículo:

    1. Propongo que entendamos que la solución de penalizar la corrupción es una NO solución, sino el caldo de cultivo en el que medran los aspirantes a brujos.

    2. No obvio que hay enriquecimiento personal además de financiación ilegal de los partidos.
    Y por supuesto que Rajoy forma parte de la banda.
    PERO LA BANDA DE OLIGARCAS ES ETERNA, ES DECIR, SON INDIFERENTES ESTOS, ESOS Y AQUELLOS en lo que a corrupción se refiere, tal y como demostró Robert Michels con su famosa "ley de hierro de la oligarquía".

    3. La tercera pregunta está contestada en el punto 2.
    O lo que es igual, no hay mecanismos para que sea imposible saquear lo público.
    El único remedio efectivo para evitar el latrocinio es que todo sea privado.
    Cuando más del 50% del PIB es controlado por el Estado el saqueo no es un delito sino política económica, empezando por los impuestos y terminando por el despilfarro.

    4. La confesión que anhelo es la confesión PÚBLICA, esto es, la única iniciativa pública que no exige gasto.

    5. Si la confesión pública de culpas fuera eximente penal y se retransmitiera por un canal de TV, Tele 5 y la Cuatro cerrarían por pérdida de audiencias.

    6. Lo que propongo no supone exonerar de responsabilidad, porque para eso ya está el sistema actual.
    Dígame, si no, por qué todas las modificaciones legales que endurecen el tratamiento de los delitos político-económicos no tienen éxito en prevenir los desfalcos.

    La corrupción es un problema político SÓLO cuando los países son ricos.

    Y me preocupa que a lomos del espantajo de la inevitable corrupción cabalgue el hambre que traen los salvadores de la nada.

    Confesión pública y responsabilidad civil solidaria de los partidos.
    Todo lo demás, guerra sucia en la que chapotean los malvados.

    Pero ya está bien por hoy.

    Un fuerte abrazo y espero sigamos discutiendo en este foro.

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  5. Querido Jorge, como no estarlo cuando nadie habla del modelo y cuando hablan no me gusta nada de lo que proponen.

    - Penalizar la corrupción SI es parte de la solución. En espera de la “educación”, es totalmente necesaria aunque algunos den un uso espurio. Penalizar y dificultarla, por supuesto.
    - Sobre la corrupción de la oligarquía dudo mucho que sea ahora mayor que hace 30-40 años. La percepción que tenemos que ella seguro que si. Los oligarcas no han desaparecido pero SI han cedido a muchas de nuestras pretensiones….¡vaya sin han cedido!
    - Por muy pública que sea la confesión dudo mucho que pueda ser catalogada de “iniciativa pública”. La única iniciativa pública debería tener la forma de una amable invitación a dejar de manejar lo público, haya o no confesión. Entiendo que los primeros políticos que pisan el chavolo causen expectación, pero sin duda el share bajará. Yo además me sentiré más seguro.
    - Si todo es privado…. por arte de birlibirloque….. ¡desaparecen la corrupción y los problemas!.
    - Soy científico, ¡madre mía como añoro el método científico! Pienso que las leyes promulgadas en los últimos tiempos, aunque imperfectas, reducirán los desfalcos. Lo harán y lo veremos dentro de 10-15 años... pero no disponemos de un universo paralelo donde podríamos jugar a no tenerlas... y así comparar.

    No te creas que no tengo reparos a los salvadores de la nada. Creo que son necesarios...pero que gobiernen/legislen poco.

    Un abrazo

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  6. Sí, tiene razón.
    Sobre todo que legislen poco.
    Mejor nada.
    Ja, ja, ja...

    Si fuera un cínico diría lo siguiente:

    En cuanto al método científico y el uso de modelos (ideología), en política existe gran tradición.
    Ahí están los científicos del asesinato en masa Hitler y Stalin.
    ¡Cómo olvidar el modelo de Pol-Pot en Camboya o al científico gallego-caribeño Castro!

    También es cierto que se necesita mucha educación.
    Y hacer un "hombre nuevo" cabría añadir.
    Pero con estos bueyes hay que arar, querido Apache.

    Para terminar, ¡bienaventurado el Estado que tiene ciudadanos que creen que hoy se roba menos que ayer pero más que mañana!, pues tiene el camino expedito para apoderarse del 100% del PIB.

    Como no soy un cínico le agradezco sinceramente sus argumentos.
    Creo que reflejan un estado de opinión mayoritario.
    En próximos artículos intentaré demostrarle que el modelo vigente de lucha contra la corrupción está agotado y es contraproducente.

    Un fuerte abrazo, querido amigo.

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  7. No mezcle usted churras con merinas querido amigo... el método científico es otra cosa muy distinta.
    Si crees que los "ilustres" ejemplos que citas son científicos está usted muy equivocado mi cínico amigo... y si, esta vez me ofendes (touché). La economía y mucho más política están lejos de ser materias científicas...por definición...aunque lo pretendan.

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  8. Ja, ja, ja.
    Objetivo conseguido.
    Mil disculpas y le ofrezco una comida y una sobremesa larga on the rocks a modo de compensación.
    ¿Hace?
    Un fuerte abrazo.

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