La
creación del Tribunal Penal Internacional en 1998 para perseguir y condenar a
los responsables de crímenes contra la humanidad ha sido el último paso en la
criminalización de la política.
En
teoría, un supuesto avance del llamado Estado de Derecho.
En
la práctica, convierte a la política en una actividad reservada a dos tipos
humanos: los hipócritas cobardes y los fanáticos.
La
definición de crimen contra la humanidad encierra un conjunto de delitos
(asesinato, exterminio, deportación, tortura, violación, persecución por
motivos políticos, religiosos, ideológicos, raciales…), cometidos como parte de
un ataque sistemático o generalizado contra una población civil.
En
la guerra librada este verano entre Israel y Hamas (cuando escribo esto se
encuentran en “alto el fuego”, aunque en lo que debe ser una versión posmoderna
de “alto el fuego”, Hamas sigue lanzando cohetes a Israel), las ONG defensoras
de los derechos humanos se ocuparon en declarar “urbi et orbi” por enésima vez
que Hamas era culpable de crímenes de lesa humanidad, pero que Israel, faltaría
más, también lo era.
Lo
que no se atreven las ONG ni una sola vez es a llevar su razonamiento hasta el
final: dado que Hamas cuenta con apoyo popular (en las elecciones generales de
2006 consiguieron mayoría absoluta en TODOS los territorios palestinos, esto
es, en Gaza, pero también en Cisjordania) e Israel es una democracia, los
culpables últimos de los crímenes contra la humanidad son los palestinos que
votan a Hamas y los israelíes que apoyan a su Gobierno.
El caso no
es exclusivo de Israel y Hamas. “Human Rights Watch”, otra ONG, ha acusado hace
pocos días de crímenes contra la humanidad al actual Presidente egipcio,
Abdelfatah al Sisi, por la masacre hace un año en la acampada islamista en El
Cairo.
Como no podía ser de otra manera, la
prestigiosa ONG “Human Rights Watch” tampoco concluye su argumento: dado que en
las elecciones presidenciales de junio de 2014, menos de un año después de la
matanza por la que se le acusa de crímenes contra la humanidad, el
presuntamente asesino Al Sisi ha sido elegido nuevo Presidente del país con el
96,91% de los votos (con una participación del 47,5%), la mayoría de los
egipcios son responsables de crímenes de lesa humanidad.
Cuando los autores de crímenes de
lesa humanidad son respaldados por su pueblo, el crimen de lesa humanidad
termina en un oxímoron: la democrática humanidad que vota a autores de crímenes
contra la humanidad es responsable de crímenes contra la humanidad.
Es disculpable que las ONG no
reconozcan que media humanidad es responsable de crímenes contra la humanidad
contra la otra media humanidad, pues si lo hicieran deberían cambiar el
argumento ideológico que justifica su existencia, esto es, la eterna,
imprescriptible, culpabilidad de cualquier político que usa la violencia, y la
tierna inocencia de los pueblos que padecen a los dirigentes que votan.
Por eso, ahora, deben andar ocupadas
en la incriminación del primer ministro británico Cameron como autor de
crímenes contra la humanidad por colaborar en la masacre de la población civil
que habita en los territorios controlados por el Estado Islámico de Irak y el
Levante (EIIL), cuyo máximo dirigente, por supuesto, faltaría más, es también
autor de crímenes de lesa humanidad contra toda la humanidad que no forma parte
del EIIL.
Y mientras se fabrica esa limpia y preciosa equidistancia, los
territorios que Cameron ayuda a masacrar (léase Mosul), presentan su tendido eléctrico lleno de cabezas que han colgado aquellos que Cameron intenta liquidar.
Seguiremos hablando del referido delito.
twitter: @elunicparaiso
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