No
pensaba decir nada sobre lo sucedido los últimos días en Ucrania, entre otras
cosas porque la ilustre articulista Mª Teresa G. Cortés, después de una
conversación el día de ayer en twitter, ha prometido escribir sobre el asunto.
Pero
al leer que la prensa de medio mundo titula sus noticias sobre el conflicto
ruso-ucraniano con la frase “Putin se reserva el uso de la fuerza en Ucrania
como último recurso”, después de que un pedazo de éste país se encuentre “de
facto” bajo control ruso precisamente por haber utilizado la fuerza; quiero
echar mi cuarto a espadas en defensa del uso político de la fuerza como medio
de evitar la guerra, enseñanza destilada de los maestros de los que aprendí qué
es lo político y qué es la política, el profesor Dalmacio Negro, Julien Freund,
Carl Schmitt, el también profesor Jerónimo Molina, Bertrand de Jouvenel, y por
supuesto, el grandísimo Maquiavelo.
Putin,
el Presidente de la Federación Rusa, se ha apoderado de la península de Crimea
bajo soberanía de Ucrania porque ha demostrado
su voluntad de utilizar la fuerza.
Con
el golpe de mano de la ocupación de la referida península por unos miles de
soldados rusos ha demostrado que quien
renuncia a la fuerza como primer recurso de la política deja la iniciativa a
quien la utiliza primero.
Y quien utiliza la
fuerza como último recurso en un conflicto dado ya no puede utilizarla como
fuerza sino bajo la forma de guerra.
Todos
tememos a la guerra, ¿pero acaso quien
utiliza la fuerza quiere la guerra?
Es
éste el alma de la política en tanto instancia reguladora de la relación
amigo-enemigo, la decisión infernal ante la que se miden los políticos que hacen la Historia.
La
rueda de prensa de Putin de ayer por la mañana ha demostrado que tiene fuerza
pero no quiere la guerra.
Y
me atrevo a decir que su pie en pared del fin de semana la evitará porque ha anunciado “urbi et
orbi” que quien la quiera la tendrá.
O
lo que es igual, Putin no quiere la guerra, le basta que sus fuerzas garanticen
la continuidad de su flota en la península de Crimea.
Pero
quien se le oponga tendrá que ir a la guerra.
Putin
se ha convertido en el Emperador de la Europa Oriental sin lanzar un solo misil
porque la evidencia de que está dispuesto a utilizar la fuerza le dispensa de hacerlo.
Su
audacia le ha otorgado tanta ventaja que sólo una fuerza militar podrá hacer
que retroceda a sus posiciones originales.
Y
esa fuerza simplemente no existe.
Al
Gobierno ucranio contrario a Moscú o a las potencias rivales a Rusia sólo le
queda la lucha económica y el juego diplomático.
O
la utilización de la fuerza en otro territorio, en otro conflicto, que asegure
la ventaja del primer golpe, pues Crimea ya está en la órbita rusa.
Putin
ha demostrado ser igual de malvado que sus compañeros de profesión, pero además
un genio.
Después
de perder el control sobre el Gobierno ucranio no invadió Kiev, pues eso le
hubiera obligado a declarar una guerra. Y para eso se bastan y se sobran los
EE.UU.
Lo
que hizo fue abrir otro frente en otro lugar del mismo país (Crimea) y tomar
una ventaja decisiva en su interés estratégico.
¡Qué
lección para la Unión Europea!
La
UE es una construcción funcionalista-tecnocrática basada en la creencia de que
el Poder, la política como ejercicio de la fuerza, acabará extinguiéndose en la
acumulación de personas y territorios.
Cuantos
más seamos, cuantos más nos vinculemos, menos beneficios encontraremos en
pelearnos…, hasta que la enemistad surge, como en Ucrania.
Entonces
nuestro edificio de oficinas compartidas se limita a esperar a que escampe para
dejar hueco en el complejo multiusos a quien se lo pida, si es que se lo piden,
con el fin de reeducar a los revoltosos con la infalible fórmula del papeleo.
Europa
cree que fuerza es igual a guerra.
Pero
se equivoca.
Fuerza
es igual a masa por aceleración, siendo la aceleración la magnitud que nos
indica el cambio de velocidad por unidad de tiempo.
Masa
nos sobra, pero en cuanto a la aceleración ni está ni se la espera. Ergo no tenemos fuerza.
La
Federación Rusa tampoco anda escasa de masa, pero cuenta con el factor de
aceleración: Vladímir Vladímirovich Putin.
twitter: @unicparaiso
Está muy bien. Efectivamente, porque puede lo hace. Leí un artículo de Bardají en Libertad Digital que iba también por esta línea. Un abrazo, Alonso.
ResponderEliminarGracias por su comentario.
ResponderEliminarAcabo de leer el artículo de Bardají y creo que a su título le hace falta un complemento.
Lo titula "Putin hace lo que puede".
Creo que debería haberse titulado "Putin hace lo que puede PORQUE QUIERE".
Así, España puede defender su frontera sur PERO NO QUIERE.
Por eso pide que le ayude la UE.
Para finalizar, no estoy de acuerdo con el señor Bardají respecto a que el problema de los últimos fiascos en el exterior de Estados Unidos sea la reducción de su presupuesto de defensa.
Creo más bien que todo se reduce a que no saben utilizar la fuerza.
Deberían hablar con Putin para que les diera unas lecciones en dos tardes.
No obstante lo anterior, el artículo recomendado es magnífico.
Sabe que es un placer contar con usted en el blog.
Un abrazo.
Al margen de todo lo dicho que sí, que vale, no puede uno dejar caer en saco roto que Crimea mola mucho. Es tradicionalmente rusa, literariamente rusa y emocionalmente rusa. Ucrania puede esperar. El gas, los yacimientos, el trigo, pueden esperar. Pero Sebastopol es el medio y el medio es el mensaje. Por ahora y sin perjuicio.
ResponderEliminarEs como si aquí, en Carpetovetonía, Cataluña llegara a independizarse y, al cabo de lo años, un buen número de catalanes demandase la reunificación y en España continuasen existiendo aun las fuerzas armadas ¿Por dónde empezar? ¿Por Barcelona o por Les Garrigues? Yo creo que por Barcelona ¿no? Aunque quede un poco menos a mano.
Cherchez la femme...
Magnífico Julian Bluff, "très magnifique".
ResponderEliminarSus intervenciones, tanto en el fondo como en la forma, captan la esencia del blog.
Un placer.
Un excelente artículo! Estoy de acuerdo . Totalmente.
ResponderEliminar"Fuerza es igual a masa por aceleración, siendo la aceleración la magnitud que nos indica el cambio de velocidad por unidad de tiempo.": Genial!
... . Cuando se aplica a la política como fuerza, por supuesto. Un buen libro sobre el tema es: Luigi D'Amato, "L'economica del potere", Editrice Esedra, Roma 1973. D'Amato era un periodista y profesor de ciencias políticas: trabajó en la relación entre la física y política, empezando por Maquiavelo, Pareto y Schumpeter. Saludos!
ResponderEliminarPardon, :-) fue...
ResponderEliminarGracias por tu comentario Carlo.
ResponderEliminarY muy agradecido por tu recomendación del libro de D´Amato.
Tu español cada día es más cervantino.
En cuanto al artículo parece obvio que el problema de la política europea es la ausencia de factores de aceleración.
El retraso de la puesta en marcha de las famosas QE del Banco Central Europeo es otra prueba de lo que digo.
¿Para qué nos sirve la masa si carecemos de aceleración?
De momento para nada.
No obstante, el factor de aceleración que ponga en funcionamiento la masa europea tendrá repercusiones mundiales.
¿Será el islam?. ¿será la inmigración?
Fuerte abrazo.