Cuando todavía el sóviet-Parlament no ha sido disuelto por la autoridad competente, hay una falacia que
quedará desbaratada en cuanto aquél sea liquidado.
La falacia es la siguiente:
"de todo se puede discutir, la Constitución admite todo mediante su
reforma".
¿Después de que se frustre el sueño de la República catalana se podrá seguir diciendo que en España,
políticamente hablando, todo vale, que el independentismo estatista es legal?
Evidentemente, no, pues a las
pruebas me remito.
Y echando mi cuarto a espadas, conste que me alegro de no tener que contemplar cómo nace otro Estado Caníbal.
¿Pero se sacarán las debidas
conclusiones del desmentido de la falacia, esto es, la ilegalización de todos
los partidos independentistas?
El golpe de Estado de la falange xenófoba catalana está teniendo ya una virtualidad incontestable: definir los
límites del juego político.
El motín tendrá efectos de larga
duración que ya se están desplegando. Quizás el más importante sea la evidente ilegalidad, "de facto" o de "iure", no sólo
de las agrupaciones partidistas, sino de cualquier actividad política que tenga
como fin la secesión para constituir otro Estado.
Parece lógico que partidos como
el PNV o el BNG, si quieren seguir siendo legales, no podrán proclamar en sus estatutos que su aspiración
es separarse de España y crear el Estado Vasco o el Galaico.
¿Pero qué hacer con las plataformas que boicotean los productos del resto de España en sus territorios o con
las que piden la inscripción de sus selecciones de balompié en la FIFA?, ¿acaso sus objetivos últimos son legales?
No creo que tenga demasiado
interés político elucidar cómo caerá el soviet-Parlament, pues por supuesto que lo hará por la fuerza.
Ahora bien, lo que sí resulta apasionante
es comprobar qué ocurrirá el día después de la hecatombe de los golpistas.
El último reducto de éstos y de los tontos útiles que les sirven de palmeros será
la demanda de una consulta popular, el referéndum para votar la independencia.
Esa será la falacia que
sustituirá a la del "todos caben en la Constitución", que está a
punto de claudicar.
Ese será el postrer quiebro argumental que tratará de evitar que se saque la lógica consecuencia del fracaso del
motín: la proscripción de toda actividad política secesionista con fines estatales.
¿Pero para qué un plebiscito en un territorio
del país al objeto de que una parte pueda decidir la división de España para crear un nuevo Estado, si el caso de Cataluña pondrá negro sobre blanco que ello es ilegal?
Por eso, quien desde cualquier
foro o posición defienda una consulta de tales características no habrá duda:
ése será el traidor.
Coda sobre amistosas oportunidades
Un alegre muchacho de "Junts pel Sí", a la sazón diputado autonómico en el sóviet-Parlament, se jactaba el otro día en una televisión que se querían independizar de España "desde la amistad" a los españoles.
Parece ser, entonces, que los catalanes que no se quieren separar de la que sienten como su patria no son ni catalanes ni españoles, quizás daños colaterales, pues a ese nutrido grupo de población los secesionistas no les ofrecen cariño, sino de forma explícita el exilio.
Pero sigamos. El entrañable amigo incorporó al debate una solidaria y altruista idea: el golpe de Estado de la falange racista era una oportunidad para que "España hiciese los deberes que tiene pendientes".
Sí, sí, sí. Tengo que reconocer que en ese apartado el diputado cariñoso llevaba toda la razón.
De la misma forma que un terremoto es una oportunidad para acabar con la "burbuja" inmobiliaria liquidando en un plisplás el surtido de viviendas que nadie quiere, o la implantación de la "sharia" el momento para evitar que siguiésemos devorando la perversa chacina que tanto cáncer nos provoca, (OMS dixit), qué duda cabe que una amistosa rebelión xenófoba en Cataluña es el acontecimiento que los españoles llevamos, qué digo decenios, ¡siglos! esperando para ponernos al corriente de nuestras obligaciones demasiado tiempo preteridas.
Gracias hermano catalán e hijo putativo de Pujol, gracias por tus desvelos regeneracionistas para con los demás que tu padre político jamás tuvo para él y su grey.
Se me llena la boca de darte gracias porque sin vosotros, sin muchos como tú que han llevado el espíritu de secta hasta el paroxismo, por fin haremos lo que tanto tiempo venimos anhelando, esto es, acabar, con todo cariño, con vuestra actividad excluyente; neutralizar, por supuesto desde la amistad, el odio a lo español.
¡Ojalá no desaprovechemos la ocasión que graciosamente habéis tenido a bien concedernos!
¡Que tus ojos lo vean!
Coda sobre amistosas oportunidades
Un alegre muchacho de "Junts pel Sí", a la sazón diputado autonómico en el sóviet-Parlament, se jactaba el otro día en una televisión que se querían independizar de España "desde la amistad" a los españoles.
Parece ser, entonces, que los catalanes que no se quieren separar de la que sienten como su patria no son ni catalanes ni españoles, quizás daños colaterales, pues a ese nutrido grupo de población los secesionistas no les ofrecen cariño, sino de forma explícita el exilio.
Pero sigamos. El entrañable amigo incorporó al debate una solidaria y altruista idea: el golpe de Estado de la falange racista era una oportunidad para que "España hiciese los deberes que tiene pendientes".
Sí, sí, sí. Tengo que reconocer que en ese apartado el diputado cariñoso llevaba toda la razón.
De la misma forma que un terremoto es una oportunidad para acabar con la "burbuja" inmobiliaria liquidando en un plisplás el surtido de viviendas que nadie quiere, o la implantación de la "sharia" el momento para evitar que siguiésemos devorando la perversa chacina que tanto cáncer nos provoca, (OMS dixit), qué duda cabe que una amistosa rebelión xenófoba en Cataluña es el acontecimiento que los españoles llevamos, qué digo decenios, ¡siglos! esperando para ponernos al corriente de nuestras obligaciones demasiado tiempo preteridas.
Gracias hermano catalán e hijo putativo de Pujol, gracias por tus desvelos regeneracionistas para con los demás que tu padre político jamás tuvo para él y su grey.
Se me llena la boca de darte gracias porque sin vosotros, sin muchos como tú que han llevado el espíritu de secta hasta el paroxismo, por fin haremos lo que tanto tiempo venimos anhelando, esto es, acabar, con todo cariño, con vuestra actividad excluyente; neutralizar, por supuesto desde la amistad, el odio a lo español.
¡Ojalá no desaprovechemos la ocasión que graciosamente habéis tenido a bien concedernos!
¡Que tus ojos lo vean!
twitter: @elunicparaiso
Excelente artículo. Estoy de acuerdo: es una contradicción. Sin embargo, las verdaderas preguntas son: ¿Hasta qué punto los actores políticos se atreven a llegar? Existe una lógica interna de las cosas? ¿Una lógica jurídica e institucional? Formal? ¿O hay una lógica externa? Sustancial? Producida por las relaciones de poder concretas?
ResponderEliminarLa lucha entre el poder establecido y el poder constituyente es una lucha entre diferentes interpretaciones de un texto constitucional. Lucha que, sin embargo, en cualquier momento puede convertirse en lucha real… ¿Cuáles son las posibilidades de que el conflicto “hermenéutico” en curso se convierta en verdadero conflicto: en un conflicto armado? ¿Entre la amenaza y la decisión, por un lado, y el conflicto real, para el otro, cuánto “margen de maniobra” aún existe?
***
La interpretación de las interpretaciones es siempre interesante. P yo preferiría, sin embargo, un análisis de los hechos, o mejor aún, un análisis de la dinámica (posibles) de los hechos. ¿O no?
Gracias por tu comentario Carlo.
ResponderEliminarSiempre provocativas las preguntas del mejor escritor político italiano del momento.
Las cuestiones que planteas no las puede responder la política. Sólo Newton nos sirve. A ver si puedo hacerme entender.
El partisanismo (lo que practican los secesionistas) es sólo acción.
Y el Estado muy poco más que masa.
Dado que la fuerza es el resultado de multiplicar la masa por la aceleración, es la separación de estas dos variables lo que explica que la lucha, a día de hoy, sea sólo hermenéutica, como tú la calificas.
Pero esa separación también es el motivo del actual "impasse" donde todo pasa sin que parece que pase nada.
En suma, la nave hoy se encuentra al pairo por el equilibrio de dos polos impotentes.
Sólo se saldrá del actual estado cuando uno de ellos consiga conjugar la masa con la acción, con la aceleración.
Si sólo lo logra uno el otro perderá.
Si los dos completan la ecuación newtoniana el choque de fuerzas será inevitable.
¿Posibilidades de cada alternativa?
Muy pocas para los partisanos racistas.
Casi todas para el Estado.
Un fuerte abrazo.
Entiendo. Muy interesante. Y claro. Y gracias por el tiempo (y la paciencia)
ResponderEliminarque me diste.
Premisa: declaro que no hago ironía. Aprecio tu argumento. Lo usaré en mis estudios. Sin embargo, simplificando (tal vez demasiado), sociológicamente, el esquema: Masa X Aceleración = Guardia Civil ...
Una pregunta: ¿desde el punto de vista físico, la Guerra Civil como se puede definir?
Un fuerte grande. Y mi admiración por tu inteligencia!