Para Gori y Ángel. Ellos saben por qué.
Cuando escribo este artículo el movimiento “Podemos” celebra un congreso-asamblea para organizarse como partido político al uso.
Grave
error formal que quizás lamenten en poco tiempo, pues la gloria presente del
lema “Podemos” no radica en su Poder (nulo) sino en que se han apoderado de la
legitimidad (“auctoritas”). Y la legitimidad hoy exige mantenerse fuera de la
lucha electoral-partidista.
Pero
vayamos con la idea de “auctoritas”. Ésta supone un conjunto de virtudes que el
pueblo cree que encarnan generalmente en una persona, una clase social o una
institución, y que precisamente por ello le siguen de forma libre y espontánea.
“Auctoritas”
sería lo contrario de Poder, pues frente a éste sólo cabe la obediencia pasiva.
Todo
Poder necesita legitimidad para vivir tranquilo, para garantizar su
supervivencia, pues aunque la fuerza asegura la sumisión, no la asegura
completamente.
Sin
embargo, si se gobierna con el consentimiento de los gobernados la fuerza deviene
inútil.
La
legitimidad de los gobernantes en el Estado Caníbal se la otorga ser
representantes de la dizque soberanía nacional, esto es, el Presidente Rajoy es
un gobernante legítimo porque le ha votado el pueblo.
La
novedad de la situación política española es que existen dos legitimidades:
a)
La formal, que se concentra en las autoridades del Estado que han salido de las
urnas.
b)
La material, que reside en el movimiento “Podemos” en tanto una parte del
pueblo considere que representa las virtudes que las autoridades del Estado
perdieron hace tiempo.
La
doble legitimidad en un mismo espacio político sólo existe cuando el Poder
público resulta tan ineficaz, tan corrupto que carece de cualidades a ojos de
la ciudadanía.
Esto
es lo que ocurre en España en las postrimerías del año 14 del s. XXI, pues el
PSOE y el PP son meros instrumentos del Poder ayunos de cualquier virtud.
En
teoría, las próximas elecciones generales debieran hacer coincidir al Poder con
la “auctoritas”, retornando la paz al orden político.
Y
a eso juega el referido movimiento al transformarse en partido político: intenta
convertir su “auctoritas” en Gobierno
del Estado después de pasar por las urnas.
Pero
si no logra todo el Poder a las primeras de cambio “Podemos” no podrá, pues el
tiempo y la frustración marchitan todo, también las supuestas virtudes del movimiento-partido.
Conscientes
de su eventual impotencia, pero también de que la “auctoritas” es ya una forma
de Poder, afirman que “el cielo no se toma por consenso, se toma por asalto”. Parece que no se conformarían con la derrota e intentarán hacer valer su fuerza.
Pero si intentan ese asalto ello será su fin, pues la legitimidad de las urnas otorgará
todo el Poder del Estado al nuevo Gobierno, convirtiendo en polvo la
legitimidad bis de “Podemos”.
¡Qué
lejos aquella primavera de 1958 en la que el pueblo francés convirtió la
“auctoritas” de De Gaulle en Poder sin necesidad de que éste tuviese que
convencer al Parlamento!
El General no necesitó asaltar nada porque él representaba la autoridad superior.
Ni siquiera tuvo que descender para asumir el Poder del Estado. Al contrario, no abandonó la jerarquía que le otorgaba la "auctoritas" ni cuando ejerció el Gobierno.
El General no necesitó asaltar nada porque él representaba la autoridad superior.
Ni siquiera tuvo que descender para asumir el Poder del Estado. Al contrario, no abandonó la jerarquía que le otorgaba la "auctoritas" ni cuando ejerció el Gobierno.
Hoy,
el triunfo de la supuesta nueva “auctoritas” depende de la táctica.
¿Pero de qué "auctoritas" hablamos cuando su éxito requiere de alianzas electorales, de asaltos, de maniobras orquestadas en la oscuridad, en suma?, ¿no será que la supuesta nueva legitimidad no lo es tanto?.
Y es que cuando la táctica tiene que venir en apoyo de la "auctoritas", ésta no pasa de ser demagogia para aventureros.
Coda
táctica:
Parece ser que en el
congreso-asamblea del movimiento su cabeza visible, Pablo Iglesias, se enfrenta
a una fuerte oposición interna que pretende diluir el culto al líder. Craso
error.
La legitimidad
representa virtudes, pero el “asambleísmo” no es una de ellas.
Lo esencial de la “auctoritas” reside en las virtudes (“Podemos”, desde mi punto de vista, carece
completamente de ellas), pero sobre todo en que éstas se hacen carne en el líder al que el pueblo sigue.
El líder que
representa a la “auctoritas” es la “auctoritas”.
El líder es legítimo por sí mismo.
Cuando el líder no
necesita convencer porque todo lo que diga es verdadero, eliminarle es
destruir la “auctoritas”. Por ello, no elegir a Pablo Iglesias es acabar con "Podemos".
twitter: @elunicparaiso
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