El 21 de diciembre del presente un consultor de mucho lustre pronunció en Madrid una conferencia en una Fundación de gran renombre. Dijo que él no tenía que estar allí (quizás su conciencia le provocó un "acto fallido") pero ya que estaba opinó, entre otras cosas, que una de las urgencias del país era la reforma tributaria.
Metido en harina, se atrevió a declarar cómo debía hacerse: aumentado la imposición directa a la propiedad inmobiliaria bajo todas sus formas.
El fundamento era sencillo:
es el único hecho imponible que no se puede trasladar.
El ex- ministro Borrell, dijo, fue
por el buen camino, pero lo implantó mal. No obstante, añadió, es cuestión
pacífica (seguro que pacífica entre consultores y políticos del mismo lustre
que el conferenciante, véase el "catastrazo") que ahí reside la
solución a la falta de recursos del Estado.
Acabáramos.
La recaudación como fin en sí
misma. La recaudación por la recaudación. Hay que gravar lo que no se puede defender,
lo que no se puede escapar.
Las consecuencias sobre el
bien común o la equidad, ausentes.
Que la propiedad pasase a depender
del fisco aún más no le mereció ningún comentario acerca de los daños que un
ente artificial como el Estado provocaría a una institución natural ya
maltrecha como la propiedad.
Sin embargo, que las reformas
tributarias graven la propiedad "inmóvil" de los ciudadanos por el
mero hecho de que no puede huir nos pone ante la evidencia de un Estado
Caníbal.
Un Estado que devora las
fuentes de supervivencia y libertad de sus súbditos es un Estado que se devora
a sí mismo, pues cuando finalice el banquete, ¿qué quedará?, ¿de qué vivirá?.
El fin del Estado lleva
anunciándose casi desde su creación, pero ya no serán necesarias más Casandras
pues desaparecerá por vicio de antropofagia.
La actual crisis económica
aparece publicitada como una lucha entre Estados que cumplen sus deberes
económicos de manera ortodoxa y los que no, pero lo que se dilucida en esta
crisis es si el Estado Caníbal puede perpetuarse.
¿Alternativas?. Para España,
integrarse en el Gran Espacio Europeo dirigido por Alemania a la espera de que
se defina la nueva forma de lo Político que surgirá de la crisis, o
constituirse en paraíso fiscal.
Puede parecer un juego
intelectual, quizás una simple "boutade", pero si resulta escandaloso
para el Estado con mayúsculas que en términos meramente teóricos se plantee su
conversión en paraíso fiscal con minúsculas, lo que le causa pavor no fingido
es la evidencia de que en la pasada cumbre europea de los días 6 al 8 de
Diciembre un país como el Reino Unido escogiese ese destino.
twitter @elunicparaiso
Ojalá siguiéramos el camino de Reino Unido. En cualquiera de los casos, sigamos a Alemania o a la peseta, el Estado, a través del fisco, va a seguir con su comportamiento caníbal...
ResponderEliminarSólo un apunte. El significado de "tax haven" es refugio fiscal, listos estos anglos para esto de los dineros....