Una semana después de que el
Partido Socialista Obrero Español, conocido también como el Partido Harpobrero http://elunicoparaisoeselfiscal.blogspot.com.es/2014/11/de-harpo-mas-y-harpobrerismo-llegara.html,
haya ganado las elecciones autonómicas en Andalucía, la intelectualidad se
pregunta escandalizada cuál es la causa por la que semejante organización
obtiene una y otra vez el apoyo popular, por menguante que vaya siendo.
Carcomida
por una corrupción institucional que ha alcanzado niveles caribeños (ERES,
formación, et alii) y con una de las tasas de paro más altas de Europa, un sistema
"azteca", el de partido único ratificado mediante elecciones
periódicas, lleva gobernando el lote andaluz va para 40 años.
¿Por
qué?
¿Clientelismo
quizás?
Sí,
pero no sólo. Es un lugar común, pero, ¿acaso todo el votante del PSOE es un
estómago agradecido?
Quizás
esa sea la aspiración de la Junta de Andalucía, pero está lejos de lograrlo.
La
explicación del porqué la gente no subsidiada vota a quien presuntamente le engaña no puede
ser otra que el respetable no se siente engañado.
Para
justificar la anterior afirmación tengo que demostrar que, con independencia del clientelismo estricto, la relación votante-candidato
no es contractual, no existe ningún contrato con derechos y obligaciones que cumplir para
ambas partes, por más que la clase política toda lo enarbole como banderín de
enganche desde que Hobbes lo utilizó como ficción político-literaria.
Y
no existe porque si la vinculación elector-elegido fuera contractual el
consentimiento del votante estaría viciado en la mayoría de los casos, y el objeto del mismo no se podría cumplir, sobre todo en lo referente a las ofertas económicas. Comprobémoslo.
Respecto
al consentimiento digamos que es nulo el que se presta por error, intimidación o dolo (art. 1.265 del Código
Civil).
Del
error casi nada habría que decir, pues todo el mundo sabe que si eliges un objeto por unas cualidades y resulta que no las tiene, has adquirido algo por error.
En
cuanto a la intimidación, concurre cuando se inspira a uno de los contratantes
el temor racional y fundado de sufrir un mal inminente y grave en su persona o
bienes, o en la persona o bienes de su cónyuge (art. 1.267 del Código Civil).
Y
hay dolo cuando, con palabras o maquinaciones insidiosas de parte de uno de los
contratantes, es inducido el otro a celebrar un contrato que, sin ellas, no
hubiera hecho (art. 1.269 del Código Civil).
¿Acaso
es necesario demostrar que en las campañas electorales se induce a error al
votante y se utiliza la intimidación y el dolo para conseguir su apoyo?
Si tienen dudas escuchen esto: http://www.elmundo.es/andalucia/2015/03/24/551173a722601d20788b4574.html
Si tienen dudas escuchen esto: http://www.elmundo.es/andalucia/2015/03/24/551173a722601d20788b4574.html
Con poco se demuestra que el consentimiento del elector está viciado "ab initio".
En
cuanto al objeto de los contratos, no pueden serlo las cosas o servicios
imposibles.
¿Es
preciso acreditar que todos los programas electorales de cualquier partido
ofrecen cosas que no se pueden cumplir? Reparemos un momento en los millones de
puestos de trabajo que se ofrecen, en las prestaciones universales que se anuncian y en las veces que semejantes compromisos se han visto satisfechos.
Con
un consentimiento viciado y con un objeto imposible cualquier contrato es nulo.
Paradójicamente,
sólo en la denostada práctica clientelar la relación votante-elegido es
contractual, pues en aquélla el consentimiento es libre (hay una oferta y una
aceptación tanto de la cosa como de la causa), el objeto está definido y se encuentra dentro del
comercio (una pensión, un subsidio, un empleo público...) y la causa no es
falsa (unos otorgan su voto y los otros, a cambio, cumplen la promesa que
hicieron).
La
eficacia de la red clientelar del PSOE andaluz es lo que explica parte de su
éxito electoral. Pero esa eficaz red clientelar no es otra cosa que el estricto
cumplimiento de un contrato.
A
sensu contrario, sólo perderá votos del electorado cautivo cuando la confianza
del cliente en el político se deteriore a causa de las faltas o los engaños de
éste.
¿Pero
qué es lo que explica que el electorado que no es cliente de la Junta de
Andalucía siga votando PSOE, entendiendo por cliente el que recibe una prestación
directa, cierta e individualizada?.
¿Qué
explica que el ciudadano no cautivo, el que no mantiene un vínculo contractual con el político, siga apoyándole sin solución de continuidad?.
Habría
que descartar tanto que el elector necesite tratamiento psiquiátrico como que siga
esperando que el candidato de turno o el partido cumplan sus promesas.
En
estas circunstancias, el pueblo que vota lo mismo una y otra vez, por muy corrupto o inepto que
sea el beneficiario, lo hace por pura autoafirmación.
El ciudadano que repite partido sin recibir nada concreto a cambio lo hace porque quiere ver unas ideas representadas en el Gobierno, más allá de que se realicen o no.
El ciudadano que repite partido sin recibir nada concreto a cambio lo hace porque quiere ver unas ideas representadas en el Gobierno, más allá de que se realicen o no.
Vota unas siglas o a unas personas para reconocerse a sí
mismo. Nada más.
Las
elecciones políticas, cuando no son un contrato, son un mosaico de cristal, un
Gran Espejo formado por la agrupación de los pequeños cristales en los que cada
uno se mira.
Así,
un sistema democrático no sería esencialmente más que un Gran Espejo adherido
al sistema político.
El
Gran Espejo devuelve al elector la imagen que él quiere ver proyectada, mientras en la cara oculta del mismo tiene lugar el Gran Juego invisible, el
Poder.
El
elector no ignora lo que está detrás, de la misma manera que tampoco desconoce que el espejo de su casa oculta los defectos de la pared, pero él ve lo que aparece en el espejo, y siempre que lo mira éste sólo le devuelve su mejor imagen. Con arrugas, con canas, pero siempre con su puntito. Y ya afeitado o maquillada, ¡hasta parece otr@! Como el PSOE con Susana después de Chaves y Griñán.
Al fin y al cabo, ¿no reside en el pueblo la soberanía?. Entonces, ¿qué otra cosa puede reverberar el Gran Espejo electoral que no sea el propio votante hecho un pimpollo?
Al fin y al cabo, ¿no reside en el pueblo la soberanía?. Entonces, ¿qué otra cosa puede reverberar el Gran Espejo electoral que no sea el propio votante hecho un pimpollo?
El razonamiento anterior es
lo que explicaría que la mayor parte de los ciudadanos andaluces apoyen al PSOE, pues la corrupción no se refleja (o lo hace atenuada) en el Gran Espejo que nos dice cómo nos vemos a nosotros mismos.
El
político puede ser un corrupto, pero la opinión que le ha llevado al Poder no.
Y no lo es porque eso es lo que le contesta el Gran Espejo a cada uno de los opinantes con derecho a voto.
- Espejo,
espejito, ¡a que soy guapa, generosa y buena persona!.
- Por supuesto.
- ¿Aunque
vote al PSOE?.
- Precisamente porque eres de Izquierdas y votas al PSOE.
twitter: @elunicparaiso
Nota derechista:
Las consultas electorales como autoafirmación también vale para los votantes de Derechas.
El problema para el Partido Popular es que sus partidarios miran al Gran Espejo y les devuelve la imagen de Rivera, Albert Rivera.
Ese es el signo del comienzo del fin.
Parece que aún no se han enterado.
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Las consultas electorales como autoafirmación también vale para los votantes de Derechas.
El problema para el Partido Popular es que sus partidarios miran al Gran Espejo y les devuelve la imagen de Rivera, Albert Rivera.
Ese es el signo del comienzo del fin.
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