Hay
conceptos políticos que a fuerza de repetirlos ya nadie sabe lo que realmente
significan.
Uno
de ellos es la palabra democracia, término convertido en mito debido a su
improbable cumplimiento y por tanto libre de una determinación semántica
precisa.
Sin
embargo, existen otros, pocos, que por mucho que se utilicen no existen dudas
sobre su significado ni sobre su vigencia, por muy abstractos que sean. Nihilismo,
por ejemplo.
Curiosamente,
de la fantasmagórica democracia a la que todo el mundo se refiere no existen
apenas ejemplos (¿Suiza, EE.UU. quizás?), mientras que de la idea más oscura,
la Nada, se suceden las pruebas.
La
Nada es el vacío, lo que queda después de la destrucción, pero precisamente por
ello, el punto de partida de algo nuevo, la tabla rasa.
La
Nada es la premisa necesaria para sucesivos comienzos originales, el punto cero
de la Creación.
Así,
la Nada es la matriz de la arquitectura moderna, pero también de la corrupción
urbanística en el Estado caníbal.
En
términos constructivos, la Nada es un solar que permite una intervención
arquitectónica sobre la que categorías estéticas como bueno o feo carecerán de
sentido al tratarse de un acto inédito.
Ante
la contemplación del Museo Guggenheim de Bilbao, la opinión que lo juzgue como
bello tendrá el mismo valor que la que lo califique de aberración en tanto lo
nuevo carece de tradición que sirva de instancia sentenciadora.
Pero
la Nada también es el solar baldío que da pie a que los agentes del Estado
Caníbal llamados políticos otorguen licencias para construir edificios gigantescos,
ciudades enteras, cuyo objeto principal no son los inmuebles, sino la Creación
de ingentes masas monetarias antes de hacer Nada.
De
la Nada que supone un solar a la Nada que supone ese mismo solar un año después
puede haber una diferencia de valor de varios millones de euros por obra de una autorización administrativa.
Y
es que de la Nada los políticos Crean dinero, o lo destruyen (véanse los
impuestos).
La Creación de dinero de la Nada sería la característica distintiva de la Economía Política.
Ahora
bien, qué es el dinero. Por supuesto, Nada.
Para
acreditarlo podría poner alguno de los vídeos que circulan por you tube del
profesor Huerta de Soto rompiendo billetes de diez euros ante sus estupefactos
alumnos.
Pero no es necesario, pues cualquier banco central de las economías desarrolladas nos lo demuestra con sus afamadas QE, una medida de política monetaria que consiste en Crear moneda fiduciaria (basada en la fe de la comunidad de que tiene valor, aunque no esté respaldada en oro o en otra cosa que no sea la promesa de pago por parte de la entidad que lo emite) para aumentar la oferta de dinero mediante la compra de bonos de los Gobiernos y el incremento de reservas del sistema bancario.
Sesenta mil
millones de euros al mes hasta, al menos, septiembre de 2016, anuncia el Banco
Central Europeo que va a inyectar en el sistema financiero.
Naturalmente, tal
cantidad ni se creará físicamente ni se pondrá en manos de los consumidores.
Todo lo más, se
realizarán apuntes contables en los balances de las instituciones emisoras y
receptoras (BCE, bancos y Estados) que tendrán como consecuencia el aumento de
valor de los títulos de renta fija (bonos) y de renta variable (acciones).
¿Y qué son los títulos
de renta fija y de renta variable?
Por supuesto, Nada.
Ni siquiera papel. Una anotación digital.
No debería
sorprendernos que de la Nada surja Nada. ¿Qué otra cosa podría aparecer?
El milagro reside
en que el Poder Crea de la Nada una irrealidad que se tiene y se siente como real, aunque
camine paralela a la realidad física.
El valor del
dinero, de los productos financieros (desde los depósitos bancarios a los más
sofisticados instrumentos de inversión), pero también el valor o no valor de
algo tan tangible como cualquier inmueble, es fruto de una decisión del Poder,
un puro acto de una voluntad humana.
Por eso podemos
decir que el Poder ha sustituido al Creador.
Por eso se puede proclamar
impunemente que Dios ha muerto, pues a rey muerto, rey puesto.
La Creación del
Poder no tiene nada que ver con la hiperrealidad de la que habla Baudrillard o
Eco, pues ésta es fruto de la subjetividad de cada conciencia, y por tanto personalísima,
mientras que la irrealidad que Crea el Poder es objetiva, ¿o acaso es posible
dejar de utilizar el papel moneda?
El destino de la
Creación del Poder es una elucubración para la que existen augurios ciertos (la primera QE
fue puesta en marcha por Japón en el año 2000 y quince años después sus efectos
no han sido los previstos, pues la economía nipona sigue en deflación).
Por eso, la clasificación
política relevante ya no es izquierda-derecha, sino nihilismo-realismo, encuadrándose entre los nihilistas la socialdemocracia toda.
Y es que el
nihilismo no es una distopía, es la Constitución del Estado Caníbal.
¿Y la democracia?
Otra realidad virtual Creada de la Nada por el Poder.
twitter: @elunicparaiso
La victoria ayer domingo de Syriza en Grecia es la enésima prueba del nihilismo en la política contemporánea.
ResponderEliminarEl equipo de Tsipras ya ha avanzado el incremento del gasto público sin saber cómo lo va a financiar.
Es un ejemplo claro de Creación desde la Nada.
Una clara demostración de irresponsabilidad.
Cuando hablaba de que la auténtica dicotomía política reside en la división entre nihilistas y realistas creo que el suceso griego lo refrenda.
Por un lado estarían los irresponsables nihilistas de Syriza que pretenden gastar sin preocuparse del coste, y los responsables realistas que antes de gastar piensan si tienen el dinero necesario para hacerlo.
El problema es si existe algún responsable realista entre los países endeudados.
Quizás no.
Esa es la auténtica tragedia.
La respuesta demagógica al anterior comentario sería que los acreedores también fueron irresponsables al prestar con usura a quien no podía pagar.
ResponderEliminar¿Fueron irresponsables los acreedores?
Se conteste como se conteste es igual.
Lo importante es que puedan ser responsables a partir de ahora no prestando a países insolventes como Grecia.
Si lo anterior se cumpliera quedaría demostrado que las manifestaciones de no pagar de Tsipras son un "farol" insostenible.
Grecia cumplirá sus compromisos, pues de lo contrario, ¡adiós Grecia!
El nihilismo no le salvará.
Y es que una gota de realismo, un gramo de responsabilidad, diluye como un azucarillo la más acendrada demagogia.
Esa es la esperanza: se necesita muy poco. Un poco de responsabilidad.